Hoy presentamos la primera parte del Capítulo Dos, la que realmente contiene la descripción más exhaustiva de la Línea de Sangre. Para completar el capítulo, faltan los estereotipos sobre otros clanes, que vendrán más adelante.
Ser Ahrimán
Estás loco. ¿Hacer tratos con el Sabbat? No tienes ni idea de con qué estás jugando, vas a acabar muerto o en una fosa buscando la salida con tus propias uñas.
No, espera. Yo… me alegro de verte. Es sólo que me preocupo por ti, nene, y no creo que estés preparado para los marrones en los que te estás metiendo y con quién lo estás haciendo. Sí, yo soy una de ellos, precisamente por eso sé de lo que hablo, somos criaturas mortíferas que no nos llevamos especialmente bien con los de fuera y no pestañeamos cuando creemos que alguien tiene que morir.
Yo tampoco te he olvidado, nene, te lo prometo. ¿No me crees? Es cierto que tenía la misión de conseguir información sobre tu sire y los intentos de la Camarilla por controlar el área rural, pero no soy una mujer de hielo, y tú eres… un buen tío. Ojalá hubieras sido un abusón egoísta como el resto de imbéciles de la Camarilla, pero no, tenías que ser uno de esos pocos “Vástagos” decentes. Siempre he tenido debilidad por los chicos tiernos, llámalo instinto maternal.
¡Espera! La estoy cagando, vale, pero no quiero que te vayas ahora, te he echado de menos, y por ahí fuera no sabes cuántos Sabbat puede haber esperando a cogerte para darte una paliza y meterte bajo tierra. Lo que me pides es demasiado, ¿explicarte quiénes somos y qué hacemos? Entiendo que para estar conmigo necesites comprenderme, pero es que son secretos. ¡Todo lo relacionado con el Sabbat y con nosotras son secretos! ¿Y sabes lo que les hacen a quienes divulgan los secretos? Mejor no te lo explico, es también un secreto, pero te puedes imaginar que no es bonito.
Por otro lado, ¿qué puede ser la vida sin asumir riesgos? ¿Y qué mejor motivo para poner en peligro la vida que el amor? Está bien, no voy a hablarte del Sabbat, eso ni siquiera a ti te conviene saberlo, pero te contaré algo de nosotras. Tal vez así puedas entenderme.
¿Qué somos las Ahrimanes?
Aunque algunos nos puedan imaginar como un club de resentidas, de lesbianas o de fanáticas emasculadoras, somos algo bastante más profundo.
Se nos puede considerar una línea de sangre, y en cierta forma lo somos, tenemos nuestras propias características sanguíneas y hay incluso quien se dedica a trazar un linaje a través de nuestras Madres de Rito, pero en realidad no es ningún árbol genealógico importante, más bien una relación de madrinazgo.
Por otro lado, la membresía es vocación y no casualidad. Yo no elegí ser Gangrel, una noche simplemente me crucé en el camino de alguien, y acabé no muerta y enterrada. No estoy quejándome, preguntarse por cómo habría sido mi vida sin esto no lleva a ningún lado. Pero sólo pertenecí al clan de los Cazadores por la más pura casualidad. A otros les eligen con más cuidado, pero el caso es que pocos eligen ser vampiros, y muchos menos en qué familia entrarán. A lo mejor alguien hubiera querido ser una glamurosa y alocada Toreador, pero le toca amoldarse a un clan serio y sobrio como los Ventrue.
Yo no elegí ser Gangrel como no elegí mi sangre Choctaw, pero soy Ahrimán porque quise. ¿Entiendes lo que supone? Aquí no tenemos resentidos que puedan decir que les obligaron. Por eso muchas veces más que como una familia sanguínea nos vemos como una hermandad, o como un pueblo. Un Pueblo con su propio legado cultural milenario.
Pero, ¿de qué va la hermandad? ¿Por qué una Gangrel renuncia a su sangre para venirse con nosotras? Bueno, el paquete es amplio y variado: una verdadera hermandad, un legado cultural, una conexión íntima con el más allá, etc. Pero según creo pocas nos unimos al Pueblo sin un resentimiento hacia alguien de fuera: nuestro sire, nuestra manada, nuestro Obispo, etc. Al final la razón más común es muy parecida a la que llevó a Muricia a romper sus vínculos: dejar de ser una herramienta no ya contra la Camarilla y los Antediluvianos, sino una herramienta de vampiros ambiciosos en la Jyhad interna del Sabbat.
Las Ahrimanes tenemos una autonomía del que pocos grupos disfrutan. Es cierto que para mantenerla tenemos que trabajar mucho en distintos campos: defender el territorio, controlar a los mortales, conseguir recursos y cultivar nuestras relaciones con los manitús. Pero el premio a cambio es la libertad.
Nuestras creencias
Tres mundos, tres nacimientos
El corazón de las creencias Ahrimanes orbita sobre el concepto de tres mundos. Estos son el Mundo de los Hombres, el Mundo de las Bestias y el Mundo de los Espíritus. El camino que recorremos hasta ser lo que somos es un viaje a través de los tres: primero como mujer, después como Gangrel y finamente com Ahrimán. Para cada etapa hay un nacimiento. Ninguno de ellos es fácil y en ninguno hay garantías de supervivencia. Cada nacimiento se abre paso a través del dolor y la sangre.
Son tres mundos distintos, pero no están separados, ¡muy al contrario! Los tres mundos están superpuestos y se relacionan los unos con los otros. Todos los hombres se relacionan hasta cierto punto con bestias y espíritus, aunque no lo sepan. Pero nadie tiene una consciencia de los tres mundos y una presencia en todos ellos como nosotras, las Ahrimanes.
El Mundo de los Hombres
El Mundo de los Hombres no es por los hombres como machos de la especie, nene. Se refiere a los hombres como raza humana. Hay que prefiere llamarle Mundo de la Mujer o Mundo Humano, para quienes no somos puntillosas es lo mismo: el mundo donde habitan los mortales.
Nuestro primer nacimiento se produce en el Mundo de los Hombres. Por lo demás, no es necesaria mucha más explicación, es la esfera por la que todos hemos pasado y recordamos. Hasta el Tzimisce más psicópata puede recordar sus años como mortal.
Como dije, los tres mundos están conectados e interrelacionados. Algunas historias cuentan que el hombre estaba más conectado al Mundo de las Bestias y la mujer al Mundo de los espíritus. Según cuentan, el hombre se volvió envidioso de la relación especial de las mujeres con los manitús, y usó su fuerza para someterlas, causando el desequilibrio del universo, y provocando que el Mundo de los Hombres se distanciara más de los otros dos. Desde entonces, dicen, los mortales temen los mundos de la Bestia y el Espíritu. Bajo este planteamiento muchas Ahrimanes justifican la admisión exclusiva de mujeres.
Las Ahrimanes nos relacionamos mucho más con el Mundo de los Hombres que la mayoría de los otros Sabbat, quienes han decidido abandonar esta esfera para siempre y no mirar atrás. Las Armonistas, que seguimos siendo mayoría en el Pueblo, reconocemos y recordamos nuestra anterior naturaleza humana, y aceptamos que sigue siendo parte de nosotras. Por eso, a pesar de nuestro conocido aislacionismo, hacemos mucho más esfuerzo que el Sabbat en mantener algo de contacto con los asuntos mortales. Nada que envidiar por parte de la Camarilla, pero para que lo entiendas podríamos decir que vosotros los Camarilla estáis muy apegados al Mundo de los Hombres, pero a la vez os alejáis del de las Bestias, lo contrario que hacen en el Sabbat. No es fácil el equilibrio, ¿verdad?
En las cercanías a nuestro territorio el control es mucho más estrecho, y tomamos muchos peones mortales para asegurarnos la seguridad de nuestros asentamientos.
En estos pueblos cercanos la actitud de las Ahrimanes con los mortales es más cuidadosa, como si fuéramos conservacionistas o incluso cuidadores del zoo. El rebaño es valioso y una actitud despreocupada te puede llevar a que la próxima vez no tengas nada que echarte a la boca.
No obstante, no tenemos más consideración hacia los mortales que la que tenemos a los animales (ni menos). No es que les aborrezcamos como hacen muchos Sabbat más inmaduros, pero tampoco les debemos nada. Cuando las Ahrimanes estamos fuera de nuestro territorio actual podemos dejar un reguero de cadáveres vacíos de sangre a nuestro paso.
La conexión con el Mundo de los Hombres se manifiesta a través de la disciplina de Presencia. Ya que nuestra sangre carece del poder de esclavizar la voluntad como hace la vuestra, es fundamental esta facultad para ganarnos el control mortal que es fundamental para nuestra propia supervivencia.
El Mundo de las Bestias
El segundo nacimiento llega con el Abrazo y los Ritos de Creación (lo siento nene, secreto Sabbat). Nos saca del Mundo de los Hombres y nos pone en la frontera del entre el Hombre y la Bestia. En realidad esto es cierto para cualquier chupasangres, pero los Gangrel estamos más cerca de la Bestia que ningún otro vampiro. El Abrazo despierta la Bestia de un Gangrel y le pone en contacto con sus instintos y su lado animal.
Respetando y estudiando a las fieras, los Gangrel aprenden mucho de su propia Bestia. Hablando con los animales, convirtiéndonos en animales, aprendemos, comprendemos y somos parte de este mundo.
Las Ahrimanes compartimos nuestro territorio con muchos animales salvajes, algunos de ellos depredadores poderosos. A veces tenemos que luchar, pero casi siempre establecemos relaciones con estas fieras que tanto nos pueden enseñar. Muchas hermanas dan sangre y domestican a los animales para que les sirvan, pero yo diría que la mayoría preferimos dejar que se mantengan salvajes y libres como nosotras mismas.
No nos confundas con hippies abraza-árboles ni con niñas pijas amantes de los animales. Aunque he conocido a un par de pánfilas que eran así, la mayoría amamos la naturaleza, sí, pero reconocemos el lado cruel y mortal de la misma, y lo hemos aceptado como parte de nuestra Senda de Iluminación.
El vínculo sobrenatural con el Mundo de las Bestias se manifiesta en la disciplina de Animalismo. Aquéllas más avanzadas en este poder pasan a veces noches enteras poseyendo un animal para aumentar la comprensión de su naturaleza y su mundo. Otras consiguen el mismo truco con un nivel avanzado de Protean, convirtiendo su propio cuerpo en el de los animales, y de hecho Protean es una segunda disciplina para explorar el Mundo de las Bestias.
El Mundo de los Espíritus
El tercer nacimiento llega con un rito que se llama exactamente así: Rito del Tercer Nacimiento. Como en los otros casos, en este nacimiento hay también sangre y dolor, pero cuando termina la nueva Ahrimán se ha forjado una conexión exclusiva con el Mundo de los Espíritus.
Pero, ¿qué son estos “espíritus”? No estamos hablando de los fantasmas de los muertos, sino de lo que llamamos manitús. Los manitús son los habitantes del mundo de lo invisible, de lo intangible, del más allá. Viven alrededor nuestra, no podemos verlos (salvo las chamanes más poderosas), pero están ahí.
Los manitús son innumerables y la mayoría tienen un vínculo con la esfera material. Por ejemplo, cada cosa tiene su manitú. Esta casa, aquel árbol, cada botón de tu camisa tiene su propio manitú en el otro lado. ¿No me crees? Muchos animales al morir se convierten en espíritus animales, y las chamanes conocen otros tipos de manitús más esotéricos y que van más allá de nuestra comprensión.
Como he dicho, el Tercer Nacimiento crea un vínculo con el Mundo de los Espíritus fuera del alcance de otros chupasangres, a pesar de que muchos de los poderes cainitas se pueden ver como vínculos con el Mundo Espiritual.
Sin embargo, eso no hace automáticamente los manitús amen a las Ahrimanes. De hecho, no nos tienen más querencia que a cualquier otra persona o cosa. Lo único bueno es que parece que no nos odian tanto como a vosotros los Cainitas.
No, un manitú no ayuda porque sí a una Ahrimán. Entonces hay que dar siempre algo a cambio. Por eso las Gatas empleamos tanto tiempo en rituales para honrar a los espíritus y sacrificarles cosas, porque a esos pequeños bastardos hay que sobornarlos. Para ser justos, la relación es bastante simétrica, no amo a los manitús más que a cualquier tío que pase por la calle, simplemente me interesa lo que puedan darme.
Por lo general por tanto para conseguir la colaboración de un manitú hay que agasajarle y llegar a un pacto con él. Muchos de los poderes y rituales nuestros funcionan por pactos que en el pasado hicieron los chamanes mortales o las Ahrimanes. Por estos pactos sabes que honrando al espíritu de la Lluvia con un ritmo de tambores y entregándole tu energía en forma de danza, puedes desatar una tormenta. También sabemos que sacrificando sangre los espíritus animales estos nos pueden conceder sus habilidades, o que un antiguo trato hace que se materialicen por unos instantes para defendernos. Si la Ahrimán hace todo correctamente, los manitús no tienen más remedio que honrar estos compromisos.
Las chamanes pasan tiempo meditando y buscando manitús con los que establecer acuerdos. Las Raíces, las más ancianas de nuestra sangre, pasan la mayor parte de su tiempo en busca de espíritus con los que poder forjar poderosos juramentos que fortalezcan a nuestro Pueblo. No es raro que estos portentosos manitús pidan cosas extrañas y costosas, y a veces se dedican los esfuerzos de una manada entera a realizar misiones incomprensibles sólo para intentar asegurar la protección o el favor de alguna entidad poderosa.
Más allá de los pactos bien conocidos, es peligroso e imprudente tratar con espíritus sin la formación adecuada. Para la mayoría de nosotras significa no hacerlo, o hacerlo bajo la dirección de una chamán. O aprender cuáles son los espíritus más seguros con los que tratar y la forma correcta de hacerlo. Las chamanes, por otra parte, han de conocer y tratar con un montón de manitús diferentes, pero lo más prudente es ir aprendiendo y ampliando el círculo poco a poco.
Nuestro vínculo místico con el Mundo de los Espíritus es una disciplina similar a la taumaturgia, pero anclada en raíces chamanísticas y enfocada siempre a los manitús y su mundo invisible. La llamamos sencillamente Spiritus. Es un arte que está reservado solo a nosotras, me temo que no podría mostrate el Mundo Espiritual porque sin la gracia del Tercer Nacimiento no tienes ni la pureza ni los lazos necesarios. La vida es dura.
Existen numerosas sendas y rituales de Spiritus, pero la gran mayoría de las Ahrimanes empiezan aprendiendo la que permite relacionarse con los manitús animales. Ya que la mayoría estamos acostumbrados a comulgar con las fieras a través del Animalismo, es una forma natural de aprender una conexión que de por sí es bastante compleja. Además, el trato con manitús animales es generalmente más seguro que con otros manitús más extraños, esotéricos y poderosos.
A decir la verdad, la mayoría de las Gatas no hemos visto la necesidad de ir más allá.
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Las Ahrimanes y los espíritus
El canon de Hombre Lobo establece que los vampiros sólo pueden relacionarse con Perdiciones, que podríamos definir como los “espíritus malos”.
Esto no es consistente con los poderes de las Ahrimanes, ni siquiera con los oficiales. La explicación podría encontrarse en la debilidad de estas vampiresas. Como se sabe, el Ritual del Tercer Nacimiento, el que transforma a una Gangrel en Ahrimán, debilita la sangre de la receptora hasta dejarle incapaz de abrazar y hasta de vincular por sangre. Incluso tiene efectos visibles, haciendo que la piel de las Gatas parezca más viva que la de otros vampiros, lo que podría indicar que su alma se ha inclinado hacia una posición menos muerta, como si parte de las energías de la vida volvieran a entrar en ella, sintonizándose más con la Umbra viva donde residen los espíritus que con la Tierra de las Sombras donde habitan los muertos.
Más adelante se hablará de la conexión Lhiannan y de Yaryan, dos ejemplos de vampiros que se modificaron para tratar con espíritus. Estos ejemplos serían consecuentes con una regla general que dijera que los vampiros sólo pueden comunicarse con Perdiciones, salvo en circunstancias especiales. El Narrador también podría preferir directamente mandar a paseo esa norma si no le cuadra con su historia o con sus gustos.
Aún así, la postura mantenida por este libro es que los espíritus no sienten ninguna simpatía ni predilección especial por las Ahrimanes, simplementen honran viejos pactos con ellas o hacen nuevos por conveniencia.
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Otshi manitú
Los manitús no tienen por qué ser amables ni bonitos. Pero en sus búsquedas las chamanes han aprendido que hay una estirpe especial de hijos de perra a los que los chamanes mortales llaman Otshi Manitú.
Los otshi son espíritus malévolos sin excepción. Algunos personifican directamente emociones negativas: ira, envidia, avaricia, etc. Otros simplemente tienen mucha mala uva. Algunos son tan poderosos que pueden poseer a mortales y convertirles en caníbales o hacerles cometer otros actos inimaginables.
No hay una doctrina clara de qué hacer con los otshi. Algunas Ahrimanes los combaten e incluso los detruyen, mientras afirman que están purificando el Mundo de los Espíritus y protegiendo a la Tierra de su maligna influencia. Otras califican esta actitud de ciega, ya que dentro de las mismas filosofías Armonistas se ha de aceptar también el lado negativo de las cosas. Estas Ahrimanes tratan con los otshis e intentan beneficiarse, aunque reconocen que es muy peligroso y hay que andarse con mucha prudencia.
La mayoría simplemente los evitamos. Reconozco que forman parte intrínseca de la existencia, y el que no lo acepte niega la realidad, pero son demasiado traicioneros y poderosos, y un error te puede poner en una situación muy comprometida.
La Senda de la Armonía
Ahora que te he hablado de los tres mundos en que se divide la existencia, puedes entender nuestro sistema filosófico y ético. Probablemente habrás oído a estas alturas que los Sabbat se han deshecho de la Humanidad, y que profesan Sendas de Iluminación para poder ser más que animales sin mente (aunque sea un poco más).
Pues las Ahrimanes estamos muy apegadas a una de estas filosofías, la conocida como la Senda de la Armonía. Este código ético fue una vez popular dentro del Sabbat, pero hubo un cisma y finalmente acabó desapareciendo de la Secta. Salvo aquí dentro: la Senda de la Armonía está íntimamente enraizada con nuestras creencias, por lo que la hemos mantenido viva entre nosotras.
Los Armonistas no vemos al vampiro como una criatura maldita fuera del ciclo natural. Los vampiros existen, por tanto forman parte del Universo tanto como cualquier otra cosa que exista dentro de él. Ni nos odiamos a nosotros mismos, ni nos creemos los hijos de Satán que están por encima del Mundo y han de demostrar su condena allá por donde pasan.
La Armonía es, como dice su nombre, equilibrio. Es la única filosofía vampírica que no es hipócrita, pues acepta las partes que innegablemente forman parte de nosotros: Humano y Bestia. Los Vástagos de la Camarilla temen su lado bestial, creyendo que les llevará al infierno. Las otras filosofías Sabbat niegan la parte Humana, despreciándola y avergonzándose de ella. Es fácil ver que todos se equivocan.
Dentro de las Ahrimanes, la filosofía de la Armonía se extiende para abarcar nuestro sistema de creencias en los tres mundos. Así, no sólo tenemos que equilibrar Humano y Bestia, sino que tenemos que entrar en armonía también con el Mundo de los Espíritus, lo cual es sin duda la parte más compleja.
La Senda de Armonía suena a muchos como algo hippie y pacifista, pero para los que mantenéis la Humanidad es más salvaje de lo que podáis imaginar. Cuando una está en Armonía, no mata por odio ni descuidadamente, pero tampoco tiene remordimientos en terminar con una vida si ésta la amenaza o simplemente tiene hambre. El equilibrio supone no caer en la crueldad innecesaria, pero tampoco en la bondad sin propósito.
Por supuesto, no todas las Ahrimanes siguen la Senda de la Armonía, tal vez ni siquiera la mayoría. Algunas no han sido capaces o no han querido deshacerse de la Humanidad con que nacieron, otras seguían Sendas antes de llegar y cambiar de brújula moral puede ser duro y peligroso. Pero todas acabamos impregnadas de ella. Una Gata con Humanidad puede aprender a no temer a la Bestia y usarla en su beneficio, una del Acuerdo Honorable puede decidir no matar sin necesidad, y hasta una Cátara puede encontrar un lado humano con el que equilibrarse.
Convertirse en Ahrimán
Reclutamiento
Las Ahrimanes no podemos aceptar a cualquiera. Buscamos a Cainitas jóvenes (todavía con una mente abierta), que sean luchadoras competentes, que sean unas grandes supervivientes, que sean sensibles y que muestren respeto por el mundo alrededor de ellas. Ah, y que sean Gangrel y mujer.
La verdad es que la teoría no siempre se puede llevar a rajatabla. No hay tantas mujeres de la Antitribu Gangrel en nuestros territorios, y no podemos permitirnos viajar por el mundo en busca de candidatas. Y luego ni muchísimo menos todas aceptan dejar su manada y su linaje. Al final las circunstancias casi siempre nos obligan a ser mucho menos exigentes.
A la hora de la verdad, la reclutadora se guía más por la intuición y las vibraciones personales que la candidata le transmite. Por cierto, esta reclutadora puede ser una Ahrimán que se dedica a buscar candidatas (muchas de ellas “madres” frustradas con no poder Abrazar) o una Gata (o una manada) que se ha topado con la candidata por puro azar. Lo cierto es que cuando cualquiera de nosotras se encuentra por casualidad con una Gangrel mujer, empieza mentalmente a evaluarla como candidata.
Si la reclutadora siente simpatía por la candidata, es triste pero la mayor parte de las veces es así, y si piensa que puede encajar entre nosotras, hablará de ella a una Chamán de cierta antigüedad, habitualmente su propia Madre de Rito. La reclutadora suele adornar un poco el caso, atribuyendo a la Gangrel de la que se ha encaprichado las dotes y actitudes que se esperan de una Ahrimán, aunque rara vez la Chamán es ciega a esta triquiñuela.
Si las circunstancias lo permiten, la mayor observará por sí misma y evaluará a la candidata. Si hay feeling, ambas se aproximarán a ella, normalmente en algún momento y lugar lejos de su manada, y tratarán de convencerla de que se una al Pueblo. No todas aceptan, desgraciadamente algunas tienen Vincula muy fuertes con su manada.
En algunas ocasiones es la Gangrel la que viene por su propia iniciativa. Ha oído rumores sobre nosotras y está lo suficientemente harta de los suyos como para venir a buscarnos. Estas candidatas son quizás evaluadas más fuertemente que las que intentamos reclutar. Puede ser injusto, y hasta absurdo, pero muchas de las rebotadas tienen problemas de conducta graves, incluso problemas mentales, que es mejor no introducir en nuestras manadas. Incluso alguna vez se ha interceptado a una espía que pretendía aprender de nosotras para contársela a sus amos del Sabbat, la Camarilla o la Mano Negra.
Sea como sea, si la candidata acepta y es aceptada, puede empezar a prepararse para intentar ser Ahrimán.
Aprendizaje
El aprendizaje se suele llevar a cabo en las mansiones de las Ahrimanes, ya que las Mentoras suelen ser miembros de manadas establecidas. Parte del entrenamiento es físico, porque la Ahrimán ha de ser una luchadora y una superviviente, ¿pero qué Antitribu Gangrel no lo es? Alguna hay, pero muy, muy raramente.
Por eso la mayor parte del aprendizaje suele ser de índole espiritual. Conocimiento sobre los manitús, el mundo en que habitan y nuestra relación con ellos. También se nos instruye en los principios de la Senda de la Armonía. Algunas deciden no abandonar su moralidad, y eso se tolera y se acepta, aunque personalmente creo que es un error por parte de la candidata.
El aprendizaje lo suele conducir la Ahrimán que encontró a la aspirante, quien conoce a aquélla como su Mentora. Si la reclutadora no es suficientemente experta, o no tiene tiempo para ocuparse, otra Ahrimán toma la responsabilidad de enseñarla. La Mentora puede pedir ayuda a otras Ahrimanes, a manitús o incluso a chamanes mortales de tribus locales si tiene la confianza de éstos, pero la responsabilidad final recae sobre ella. Durante el aprendizaje la estudiante toma Vaulderie con el resto de Ahrimanes de la mansión. Esto la acerca a otros miembros y fortalece sus lazos con ellas. A pesar de ello, no suele tomar parte en la mayoría de los otros ritae, aunque a veces se le va introduciendo en algunos a menudo que progresa en su aprendizaje.
Algunas veces la recluta abandona las mansiones para continuar con su aprendizaje. Puede acompañar a otras Arhimanes en algún encargo, o pasar tiempo con una manada nómada. Incluso en esas circunstancias siempre suele haber alguien echando un ojo a la aspirante.
Si en cualquier momento del aprendizaje la pupila se muestra incapaz o indigna, o se arrepiente, será llevada ante una Antigua. Usando Dominación, o invocando a ciertos espíritus, se borran la mayor parte de los recuerdos sobre el aprendizaje y las Ahrimanes, para dejar que vuelva a su manada sin ponernos en peligro. No es que olvide nuestra existencia o que nos encontró, pero los detalles son extirpados para evitarnos problemas.
Tristemente, alguna manada han utilizado métodos menos amables para deshacerse de una candidata indigna. La manada de Donna, arrancó miembro a miembro de una aspirante que se había arrepentido, llevadas por el rencor del rechazo. Las Ahrimanes podemos ser muy salvajes y peligrosas, nene, por eso te advertí de los peligros de buscarnos.
El Tercer Nacimiento
Como te he explicado, las Ahrimanes hemos nacido tres veces. Primero, nacemos de nuestras madres humanas en un parto doloroso y sangriento. Después nacemos de nuestro sire cuando éste nos asesina y nos da su propia sangre. En el Rito del Tercer Nacimiento la aspirante nacerá como Ahrimán, a través de un proceso con más dolor y sangre, realizado por una nueva Madre.
El Rito del Tercer Nacimiento nos cambia tanto como los otros dos alumbramientos. Nuestra sangre ya no es Gangrel. Ni siquiera es Cainita, por lo menos no como la vuestra. No funciona igual ni tiene los mismos poderes, y hasta nuestro aspecto físico, el color de nuestra piel, cambia a partir del Rito.
El Rito tiene más efectos que los cosméticos. Nuestra sangre transformada, no puede crear nueva progenie. Es por eso que nos vemos obligadas a invitar a que las Gangrel ya Abrazadas se nos unan. Tampoco puede crear vínculos de sangre como la vuestra, aunque sí puede forjar los vinculi mutuos al estilo Sabbat. Por otro lado, todos los vínculos de sangre, de cualquier tipo, son destruidos en el momento de renacer como Ahrimán, liberándonos de la espiral destructiva a las que nos someten nuestras manadas. Por último la naturaleza, débil si la quieres llamar así, de nuesta sangre es la que permite sintonizar con el mundo vital de los manitús, algo que no pueden hacer los Cainitas.
Piensa en las implicaciones que tiene todo esto para nosotros. Los Cainitas temen amarse porque les supone crear lazos de esclavitud el uno con el otro. Pero mi sangre no puede esclavizarte a tí, y los ritae que practico con mi manada evitan que yo caiga bajo tu dominio. El amor es libre o no es amor, nene, y entre nosotros no hay ataduras que lo coaccionen.
La Mentora y la Madre de Rito
El vínculo entre la Mentora y su estudiante es muy cercano. Durante el entrenamiento pasan mucho tiempo juntas y aunque a veces la aspirante crea que se le ha dejado a su suerte, la Mentora casi siempre la está vigilando a través de algún poder o alguna intermediaria.
Durante el Rito del Tercer Nacimiento la Mentora se convierte se convierte en algo más: la Madre de Rito de la nueva Ahrimán, una especie de sire adoptiva. Aunque ahora la Ahrimán es responsable de ella misma, los lazos entre ambas casi siempre son fuertes, casi sagrados para nosotras. Después de años, todavía busco a mi Madre cuando necesito consejo o ayuda, y ésta lo hace con la suya. Para mí es un vínculo más fuerte que el que tienes con tu sire.
Como pasa con los vampiros que crean chiquillos, a veces lo que impulsa a una Ahrimán a reclutar a otra es una especie de instinto maternal. Los Gangrel somos, o sois, muy independientes, pero a veces la soledad pesa y quieres buscar a alguien con quien tener una conexión profunda. Las más de las veces esto funciona bien, pero algunas veces la nueva Ahrimán no desea tener esa relación tan estrecha. En Madres de Rito absorbentes esto ha terminado siendo un problema, pero creo que los problemas entre las Ahrimanes y sus Madres suelen ser menos mucho menos comunes que las de la relación entre sire y chiquillo, a menudo tormentosas y llenas de rencores y desafectos.
No tengo ninguna relación con mi sire, por cierto. Sé que algunas han sido capaces (y han querido, para empezar) mantener un trato relativamente cordial, pero no es mi caso ni el de la mayoría.
Gangrel y mujer
Aunque existen algunos ideales que debería cumplir la candidata, como saber luchar y moverse por el campo, nuestros criterios se han flexibilizado siempre que una candidata tuviera alguna virtud que valiese la pena. Sólo hay dos criterios que son inflexibles: la candidata ha de ser Gangrel, y ha de ser mujer.
¿Por qué? Para empezar no sabemos qué produciría el ritual sobre alguien que no fuera Gangrel, seguramente otra línea de sangre y no una Ahrimán. Y si fuese una Ahrimán, sería una Ahrimán distinta, aunque fuese por la cultura y poderes aprendidos de nuestro clan de origen. Un Gangrel, un Brujah, un Lasombra o un Ventrue piensan de manera muy distinta.
Tienes que entender que el principal motivo que nos llama a muchas de segregarnos de nuestras manadas, lo que llamó a nuestra fundadora Muricia a crear la línea de sangre, es la insoportable división y guerra interna. Lo que más tememos las Ahrimanes es que alguna vez la línea se fracture. Y si tuviésemos Ahrimán-Gangrel, Ahrimán-Tzimisce, Ahrimán-Assamita, etc, estoy segura de que la ruptura se terminaría produciendo.
De entre todos los clanes, los Gangrel son los que tienen una conexión más íntima y natural con el Mundo de las Bestias, así que es mejor dejarlo como está.
¿Y lo de ser mujer? Hay muchas hermanas que afirman que el ritual no podría funcionar sobre hombres, pero no encuentro que tenga mucho sentido en nuestra fisiología. Otras dicen que las mujeres tienen una mayor conexión con el Mundo de los Espíritus. Algunas mantienen que los hombres son conflictivos, y que el Sabbat está así de mal por el dominio masculino. Al final, es Muricia la que mantiene esa decisión, y algunas susurran que padece de una misandría galopante, y es bastante posible que sea cierto.
Personalmente, me encantaría ver a hombres unirse a nosotras, y no discriminar por motivos tan arbitrarios como los biológicos. Somos muchas, de hecho, las que pensamos así. El problema es que no es muy conveniente sacar esta discusión. Las opiniones están muy encontradas y no nos pondríamos de acuerdo. De nuevo el temor a la fractura, y pienso realmente que un asunto así podría rompernos en dos. Por eso creo que es mejor dejarlo estar, otra cosa crearía más problemas de los que solucionaría.
Pero hay que evitar pensar que porque seamos todas mujeres, consideremos a todas las mujeres como las nuestras. De todo hay entre nosotras, pero generalmente una vampira de fuera es tan extranjera en nuestro territorio como cualquier Vástago hombre. Tampoco tomamos por bandera la causa feminista, salvo alguna besardillas. Entiéndeme, yo creo que es terrible que los hombres dominen a las mujeres, incluso hasta el punto de maridos que maltratan y matan a sus mujeres. Pero es un asunto humano, es a las mujeres humanas a quien les toca solucionarlo. Nosotras tenemos nuestras propias luchas.
Discriminación contra las blancas
¿Qué? ¿Contra las blancas? No tenemos nada en contra, por supuesto. ¿Eso te han contado? Muricia nos dio sólo dos restricciones al Tercer Nacimiento: sólo Gangrel y sólo mujeres. Nunca dijo nada sobre el color de la piel, por supuesto.
Ahora bien, la mayoría de las Gangrel que nos buscan a nosotras, y de las que nosotras buscamos tienen creencias o conocimientos sobre espíritus, lo cual se traduce en una buena proporción de indígenas, tanto del norte, centro o sur de América, así como también unas cuantas de ascendencia africana.
Yo misma desciendo del pueblo Choctaw. Alguna gente cree que vivimos en tipis, y bailamos al ritmo del tambor del brujo de la tribu. Yo estudiaba económicas y era atea, pero en el fondo de ti llevas la herencia cultural. Cuando fui Abrazada, la existencia de lo sobrenatural se hizo evidente, y quise conocer mejor la sabiduría de mis ancestros, pero buscar tus raíces mortales no es algo bien visto en el Sabbat. Todo eso pesó a la hora de querer ser Ahrimán, y que ellas me aceptaran.
Con todo y con eso, hay unas pocas Ahrimanes de piel blanca, por supuesto, mayoritariamente americanas, pero también alguna española. Sea como sea, las Gatas no miramos el color de la piel. Eso son prejuicios humanos que todas deberíamos haber dejado atrás.
Vivir como Ahrimán
El noche a noche de una Ahrimán
El Pueblo Ahrimán es uno de los mejores sitios donde estar cuando eres una vampira, probablemente el mejor. No tienes que soportar la esclavitud de la Camarilla ni la Jyhad constante del Sabbat y los Anarcas. Dentro de nosotras hay unidad, compañerismo, hermandad real. No digo que nunca tengamos conflictos, pero son menos frecuentes y los resolvemos mejor. El hecho de que todas seamos iguales ayuda mucho.
Por eso defendemos tan furiosamente lo nuestro. No nos ha caído del cielo. Hemos tenido que trabajar y luchar por cada trozo de lo que tenemos. Y lo que es peor, sabemos que en cualquier momento pueden querir venir a arrebatárnoslo. ¿Quién? ¡Cualquiera! Sabbat, Camarilla, Lupinos…
Esta constante amenaza nos presiona a trabajar constantemente para mantener, afianzar y aumentar nuestras fuerzas. Dado que no queremos el apoyo de la Secta salvo que sea absolutamente imprescindible, hay muchas cosas de las que nos tenemos que ocupar nosotras mismas: cazar, vigilar, luchar, encantar a los animales, engatusar a los mortales, honrar los pactos con espíritus y hacer nuevos, hacer diplomacia con los Cainitas (aunque esto hacemos poco), conseguir dinero y un largo etcétera que incluye incluso tareas domésticas como la limpieza y el bricolaje (tenemos nuestros peoncitos mortales, pero no les dejamos normalmente acceso a nuestras guaridas). Es mucho trabajo, pero cuando sabes que lo estás haciendo para ti y no para el Príncipe o Arzobispo de turno, lo llevas con más entusiasmo.
Cuando nuestras tareas nos dejan hueco, es la hora de la progresión espiritual. Clases de conocimiento filosófico y sobrenatural, ritae y búsquedas místicas y personales. Aquí es cuando nos enseñan a intentar equilibrar nuestros tres mundos, aumentando nuestra consciencia y conocimiento sobre cada uno, sumergiéndonos en alguno si requerimos aumentar nuestro dominio del mismo. No todas las Ahrimanes se toman en serio las lecciones espirituales, esto es como en cualquier lado, pero para las que hemos aceptado emprender la Senda de la Armonía es una cuestión de vida o muerte, al menos los primeros años. Por otro lado, a través de la espiritualidad también aumenta nuestro poder y sabiduría, afectando a nuestras posibilidades de supervivencia a largo plazo.
Y de vez en cuando también hay espacio para divertirse, y te aseguro que nos encanta divertirnos. No hay nada como coger las motos y dirigirse a cualquier población para una noche de chicas. Generalmente hacemos esto cuando el hambre aprieta, eso lo hace más placentero y memorable. Ya sé que eso no te gusta, pero la Senda de la Armonía nos enseña a aceptar nuestro papel de cazadoras, y a decir verdad incluso los que aún tenéis Humanidad lo termináis aceptando con el tiempo. Sólo que nosotras desproveemos la caza de toda noción de maldad, haciéndola con la misma naturalidad que cualquier fiera.
Estructura y jerarquía
Nuestras manadas
Las Ahrimanes tenemos poca estructura. Primero porque somos igualitarias y nos entendemos bien, relativamente. Segundo porque somos tan pocas que no vale la pena.
Nos organizamos, eso sí, en manadas. Es la forma de agruparse del Sabbat, y es muy útil porque nunca estás sola, como suele ocurrir con los vampiros de la Camarilla. Cada manada es autónoma, está muy unida y lucha codo con codo, incluso si esta lucha fuera contra otras Ahrimanes, algo que por suerte ha ocurrido muy pocas veces.
Como en el Sabbat, las manadas tienen un miembro que actúa de líder, al que nosotras llamamos Jefa. La Jefa se ocupa de dirigir las cuestiones tácticas en todo tipo de asuntos mundanos. Esto incluye defender el territorio y la mansión, controlar a los mortales y animales, la caza y las guerras que podamos tener.
Las Jefas de manadas nómadas no tienen obviamente territorio fijo, pero tienen otros asuntos de los que ocuparse. Coordinan la exploración del área hacia la que se están moviendo y la búsqueda de lugares de descanso. Al contrario que las manadas nómadas del Sabbat, las nuestras no vagan sin rumbo por el campo, sino que ponen mucha atención a los lugares por los que pasan, pidiendo información a los habitantes animales y esprituales.
El liderazgo suele recaer sobre el miembro más antiguo y experimentado de la manada, pero no tiene por qué. Algunas Ahrimanes nunca desarrollan interés o capacidad para dirigir. Otras, tras pasar tiempo como Jefas, consideran que es mejor dar paso a alguien más joven y entusiasta, dándole apoyo y consejo pero dejando que se ocupe de dirigir noche a noche.
La otra figura fundamental de una manada es el Sacerdote, que entre nosotros es Chamán ─o Chamana, como dicen algunas. Ella se ocupa de guiar la espritualidad de sus hermanas, aunque a la hora de la verdad unas escuchan más que otras. También tiene la responsabilidad de mantener en buen término las relaciones con los manitús, haciendo y honrando pactos en las manadas establecidas o presentándose a los espíritus locales en las nómadas. A veces los espíritus requieren acciones por parte de toda la manada, y en esto la Chamán es una autoridad. Estos mandatos a veces son extraños e incomprensibles, y algunas Chamanas, como la mía, se regocijan en el placer perverso de no contarnos exactamente por qué hacemos algo aparentemente absurdo.
Curiosamente, a la hora de relacionarse con las Raíces u otras Antiguas, incluso a veces con otras manadas, es la Chamán quien hace de intermediaria. Ya que el consejo de la Chamán es de índole espiritual y es la Jefa la que marca nuestra posición, esto concede a la manada una cierta autonomía. Nadie quiere estar en malos términos con una Raíz ni mucho menos con Muricia, pero hay muchas formas de resistir o flanquear ciertos “consejos” de nuestras mayores.
Cuando hay un conflicto entre la Jefa ─y más raramente con nuestra Chamán─, ésta tiene que abandonar la manada si todas y cada una de las otras hermanas están en su contra. En casos complicados, una Ahrimán puede recurrir a un consejo de tres Jefas de manada para resolver una disputa con su líder, pero ha de ser un asunto muy importante y tener otros apoyos, porque reunir a tres manadas es mucha molestia y deja asuntos sin antender. El mejor momento para uno de estos juicios es en una reunión de la Línea de Sangre.
Lo importante es que nosotras no practicamos duelos a muerte, la temida Monomacia, para resolver nuestras disputas como hace el Sabbat. Somos muy pocas para matarnos entre nosotras, y tenemos un voto por evitar la lucha interna.
[RECUADRO]
Pero, ¿cuántas Ahrimanes hay realmente?
Siendo realistas, pocas. Presentes sólo en una determinada zona geográfica y con requisitos muy específicos para la membresía, las oportunidades de crecimiento son muy pequeñas.
Pero hemos preferido no ser tan realistas y hablar de varias manadas y cierta estructura. Todo para que sean más interesantes de jugar, como personajes jugadores, o como antagonistas o aliadas. Este libro no establece a propósito un número concreto de Ahrimanes para permitir a los Narradores elegir un tamaño a su gusto para la Línea de Sangre.
Un número aproximado de acuerdo a la narrativa de los textos podrían ser unas cinco o seis manadas, con alrededor de un total de cincuenta miembros. No es un tamaño muy grande para una Línea de Sangre, pero su concentración geográfica las convierte en una fuerza destacable. El Narrador puede, de todas formas, determinar cualquier otro número a su gusto.
Eso sí, si decide reducir considerablemente este tamaño propuesto, parte de a ambientación descrita tendrá que ser adaptada.
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Las Antiguas
Nosotras tenemos mucho respeto por nuestras Antiguas. Quizás el motivo es que no son realmente tan Antiguas, dado la edad de nuestra línea. Que se puedan llamar por ese nombre Muricia y alguna más. Pero nosotras llamamos Antiguas a muchas a quien vosotros le dirías, ¿cómo era?, Ancillae.
Para empezar, intentamos tener buenas relaciones con nuestras Madres de Rito, lo que forma un árbol familiar parecido a vuestras relaciones de sire, con Muricia en la raíz. La Madre de Rito nos hizo lo que somos, y es siempre un buen apoyo porque se siente responsable hacia nosotras. No tiene una autoridad real, pero pocas le negaríamos un favor a nuestra Madre.
Aquellas que nos superan notablemente en edad suelen tener nuestro respeto. Primero por su sabiduría, aunque tampoco es una característica universal. Segundo, por lo que nos puede enseñar, o cómo nos puede ayudar en algún momento de necesidad. Una Ahrimán que ha conseguido acercarse al siglo de vida sin manchar su reputación puede esperar que cualquier joven se preste rauda en ayudarle en cualquier encargo.
Muchas las Antiguas está en una manada especial, la primera manada Ahrimán, más o menos, conocida como las Raíces del Pueblo. Las Raíces es lo más parecido que tenemos a un gobierno. En teoría, su autoridad es meramente espiritual, pero sólo una estúpida ignoraría una petición de una Raíz. La Jefa de las Raíces es Muricia, la primera de nosotras, reconocida como la Gran Jefa de todas las Ahrimanes.
Muricia no se atribuye autoridad, pero a la vez la tiene de manera incuestionable. Nadie, nadie, le negaría un encargo a Muricia. Y hace muchos. No es nada raro que nuestra gran Jefa y fundadora aparezca una noche por sopresa, para pedir alguna cosa a la manada, o a alguna Gata concreta. Muchas veces es difícil ver a qué conducen esos encargos, pues para el mismo plan utiliza a hermanas de manadas desconectadas. Es muy reservada, y no sé siquiera si comparte sus planes con el resto de las Raíces.
La actividad de la Gran Jefa es fuente de intenso debate y cotilleo, siempre por lo bajini. Las más paranoicas temen que Muricia las utilice para algún plan siniestro. Yo creo que eso son tonterías. No niego que Madre se trae un plan entre manos, pero ella nos ha dado nuestra nueva vida, sería absurdo que hiciese algo que nos perjudicase. No dudo de ella ni por un momento.
Una cosa muy curiosa de nuestro Pueblo es que la mayor influencia política y mortal no la concentran las Antiguas, sino las más jóvenes. Las mayores suelen concentrarse en los asuntos espirituales, el desarrollo de nuestra hechicería, y la guía de las jóvenes. Éstas por su parte son quienes suelen necesitar y disfrutar más el control de mortales, instituciones y negocios. Después de todo, si una Ahrimán antigua necesita usar influencia mortal, puede simplemente pedir un favor a alguna joven con la que tenga una buena relación. Para las jóvenes, es también una oportunidad para destacar y ganar el favor de sus mayores.
Prestigio
La reputación de las Ahrimanes depende de muchas cosas. Para empezar, realmente depende de cada Ahrimán a qué otras respeta y admira, y cuáles, esto, digamos que no le caen del todo bien. A pesar de nuestra cultura común, hay diversidad de corrientes y formas de pensar, lo que hace que algunas Ahrimanes sean ídolo de ciertas hermanas y burla de otras.
Pero por lo general una Ahrimán es apreciada en cuanto y en tanto contribuye al Pueblo. Hacer bien tus tareas es el primer paso. Se hace mucho hincapié en que las Ahrimanes sepan ser autosuficientes y cuidarse por sí mismas, aunque no está mal visto pedir ayuda para una tarea realmente difícil.
Más valorada aún es la capacidad de entenderse y llevarse bien con las demás Ahrimanes, y las chicas conflictivas reciben pronto las malas miradas, por decir poco, del resto de sus hermanas. Por otro lado, se aprecia a las buenas mediadoras capaces de solventar rencores enquistados.
Una de las actividades que te pueden dar mayor reputación, es la de observar, reclutar y tutorear correctamente a una nueva Ahrimán, convirtiéndote en su Madre de Rito. Aunque la hija es libre tras el Tercer Nacimiento, su comportamiento y acciones se reflejan fuertemente en su maestra. Eso también quiere decir que te puede salir el tiro por la culata, y que te culpen por traer a un mal elemento al Pueblo.
El tratamiento con los espíritus también es muy importante. El respeto que los manitús tengan hacia una Ahrimán influye mucho en el respeto que sus hermanas tendrán por ella, especialmente si la Gata en cuestión se dedica a actividades místicas. Las mejores chamanes son capaces de crear nuevos pactos con espíritus, aumentar el conocimiento del Más Allá, e incluso crear nuevos rituales y sendas, algo que es visto con gran admiración.
Como te expliqué antes, la antigüedad también es un grado y tenemos mucho respeto por quienes nos han precedido y han sobrevivido mucho tiempo. Por otro lado, recibir reconocimiento y afecto de una Antigua respetada mejora la percepción que tienen las hermanas de ti, no digamos si es la propia Muricia la que te concede su favor.
Típicas Ahrimanes
¿Cómo es la típica Ahrimán, me preguntas? Difícil de responder. Ya sé que el típico Brujah es un gritón con piercings y chupa de cuero, el típico Ventrue un lameculos vestido de Armani y la típica Toreador es una diva adicta a las miradas de las demás.
Las Ahrimanes somos un grupo mucho más variado que cualquier clan. Obviamente, heredamos características de la “típica Antitribu Gangrel”, pero hemos tenido que diversificarnos lo máximo posible. En la Camarilla o el Sabbat distintos clanes pueden ocuparse de distintas funciones. La típica manada tiene un Líder Lasombra, un Sacerdote Tzimisce, un guerrero Brujah, un asesino Assamita y a un Toreador que trate con los mortales. En el Pueblo estamos sólo nosotras, y nosotras tenemos que adaptarnos a cualquier rol que requiera nuestra sociedad.
Por tanto, no somos todas hechiceras que pasan la noche comulgando con espíritus, ni somos todas zorras hiperviolentas, ni somos todas hedonistas adictas al lujo. Pero aunque cada Ahrimán sea distinta de las demás, te podría decir que existen también los tópicos, estereotipos de Gatas que vas viendo repetidos aquí y allá. Muchas veces asociados con algún tipo de desequilibrio, sin embargo pueden ser muy útiles para nuestro Pueblo, al estar muy desarrolladas en sus especialidades.
Las Fieras
Las fieras son las Ahrimanes que más se parecen a la Antitribu Gangrel de la que procedemos. Salvajes, violentas y grandes luchadoras, defienden con uñas y dientes el territorio y a sus hermanas. Y curiosamente no es que sean muy sociales, pasan de hecho mucho tiempo solas, pero no te atrevas a levantarle la mano a una de su manada.
La típica fiera se reconoce a primera vista. Ropas raídas ─si es que lleva ropa─, pelo enredado, mirada penetrante y rasgos animales que quedaron de su etapa como Gangrel. Estas Ahrimanes están sumergidas en el Mundo de las Bestias, hasta el punto que les resulta difícil sintonizar con los otros dos. Muchas siguen la Senda del Corazón Salvaje que aprendieron antes de entrar.
Las Místicas
El segundo estereotipo es mucho más tranquilo. Las místicas son aquéllas que se han sumergido en el Mundo de los Espíritus, hasta el punto de prestar poca atención a los demás. Espirituales en extremo, sabias a su manera, pero un tanto chifladas.
Las Chamanes de las manadas cumplen a menudo este estereotipo en cierto grado, y también se acercan a él muchas veteranas según cumplen años y van aburriéndose de los asuntos mundanos.
La típica mística sigue la Senda de la Armonía, aunque haya perdido el equilibrio. Son más raras otras Sendas, aunque una vez conocí una Necronomista, algo muy raro entre nosotras.
Las Vamps
Uno de los tópicos que me hace más me divierte es el de las vamps. Estas Ahrimanes llevan el arquetipo de mujer fatal al extremo. Están sumergidas en el Mundo Humano, y les encanta ir por ahí zorreando con tíos. Disfrutan teniendo a un chico como un perro faldero tras ellas, y llegan a competir a ver cuántos juguetes humanos consiguen.
Por razones obvias, las vamps son de las Ahrimanes que consiguen mayor influencia mortal. No todas las Ahrimanes con contactos mortales o negocios cumplen este estereotipo, pero la típica vamp, o por lo menos la vamp que es admirada y envidiada por otras, ha conseguido grandes sumas dinero y posesiones materiales, regalos de sus admiradores. Esto hace fácil reconocer también a las vamps a primera vista: no necesariamente vestidas como prostitutas, pero sí exhibiendo con orgullo vestidos caros, joyas y apartamentos de lujo que atestiguan su éxito como devorahombres. Algunas son muy hermosas, pero otras soprendentemente no, mujeres que nunca sobresalieron físicamente que se vuelven adictas a las atenciones que les procuran los poderes de Presencia.
Si hay una Senda favorita entre las vamps, ésta es la de los Cátaros. Aquéllas que las siguen a rajatabla ponen a prueba los nervios de sus hermanas, con su actitud infantil, egoísta y diabólica. Pero también es cierto que son útiles a la manada y muy divertidas cuando sales con ellas.
Las Besardillas
Una besardillas es una Ahrimán pacifista con visiones demasiado ingenuas e idílicas. Suele estar también desequilibrada hacia uno de los tres mundos, pero además tienen una visión distorsionada del mismo, ignorando la crueldad y violencia inherente a cada uno de ellos.
“Besardillas” se compone de “besar” y “ardillas”, y el nombre evoca a aquéllas que se dedican a cuidar a los animalitos del campo. Pero hay muchas actitudes que te pueden calificar como besardillas: evitar matar aunque te ponga en peligro, luchar por los derechos de las mujeres o los nativoamericanos, hablar de entenderse con Lupinos (siempre hay una tonta que lo propone sin conocerlos) o convertirse en sierva de los manitús a cambio de nada.
Es un término despectivo, porque demuestra ingenuidad y estupidez. Pero no es raro que las Ahrimanes que se creen más duras que nadie abusen del término, por ejemplo para censurarte si propones una salida negociada a un conflicto. Alguna vez se ha llegado a las manos por esto.
Ritae
Una parte muy importante de la vida común de las Ahrimanes son nuestros ritae. Los ritae son una práctica común del Sabbat, una mezcla entre ceremonia social y rito religioso. Tienen diversos propósitos, pero principalmente enseñan cosas, dan moral y unen.
Las Ahrimanes heredamos esta costumbre de nuestros hermanos (o primos) Sabbat. Pero con dos diferencias importantes. La primera es que cambias nuestro sentido de qué ritos son auctoritas (importantes y obligatorios) y cuales son ingoblis (menos importantes y opcionales). De hecho, algunos ritae importantes del Sabbat ni siquiera los practicamos. Ya te he contado que nosotras no hacemos duelos a muerte, algo que es considerada una práctica sagrada dentro el Sabbat. Por otro lado, el rito de unión de la Vaulderie es tan ineludible para nosotras como para el resto de la Secta. La segunda diferencia con el Sabbat es que nuestros ritae muchas veces sí incluyen magia de verdad: el poder chamánico de nuestro Spiritus.
Hay toda una serie de ritae propios que para nosotras no son importantes, y sin embargo para el Sabbat medio carecen de sentido. Te mencionaré algunos.
El Rito del Tercer Nacimiento
Por razones obvias, el Rito del Tercer Nacimiento es nuestro ritus más importante. Sin él, no habría Ahrimanes, seguiríamos siendo Antitribu Gangrel manejadas por nuestras manadas, Arzobispos y Cardenales. Para todas, es el acto de entrada a una nueva vida. Para algunas, es la única forma que les queda para ser madres (cada estapa de nuestra existencia tiene una forma de maternidad, como ves). Y sin este rito el Pueblo menguaría y desaparecería.
Por eso, damos la máxima reverencia y solemnidad a esta ceremonia. Los detalles cambian de manada en manada, o a veces dependiendo de la Chamán, la Madre de Rito o la aspirante, pues sobre el acto principal y estrictamente necesario, suele haber mucho adorno que no tiene efecto místico, pero sirve para dar el sentido y profundidad deseados.
El rito suele empezar con la aspirante presentándose ante sus futuras hermanas y defendiendo sus propias virtudes, aunque esto pertenece a la parte no mística y opcional. Muchas veces, las Ahrimanes presentes lanzan críticas hacia la todavía Gangrel, esperando que sea capaz de defenderse.
Después, y esta parte ya sí es obligatoria, la Ahrimán debe pasar por un ejercicio extenuante. Esto puede ser correr tras una presa, luchar o incluso recibir una paliza. Pero lo más común es bailar en éxtasis al ritmo de tambores (o incluso un radiocasette). La aspirante ha de forzar su cuerpo, pero reservar suficiente sangre para el siguiente paso. No entiendo muy bien el mecanismo, pero es como si parte de la energía empleada impregnase su sangre.
En el siguiente paso, la aspirante es desangrada. De nuevo, hay muchas formas de hacerlo, desde que ella dé la sangre voluntariamente hasta crucificarla boca abajo desnuda y abierta en canal. Invariablemente, su sangre se derrama sobre la tierra dibujando una espiral.
Ahora le toca a las hermanas. Cada Ahrimán pone una porción de su sangre en un recipiente, normalmente un cuenco de madera. Después se invoca a un espíritu gato y se le pide que añada también su sangre ─en realidad es más bien parte de su esencia espiritual─. Para terminar, se añaden ciertas plantas sagradas que sirven para purificar el cuerpo y permitir el contacto con los espíritus, como peyote y raíz de yaryana. Algunas Ahrimanes jóvenes añaden alucinógenos modernos a la mezcla, pero no todas las Chamanes lo permiten.
Se pasa varias veces el bol sobre el fuego, representando la templanza de la vampira en una Ahrimán. Entonces la sangre mezclada se usa para pintar la piel de la Ahrimán con símbolos sagrados para los espíritus que deben aceptarla y protegerla. La Madre de Rito hace beber a su pupila la sangre restante, y es cuando empieza la movida.
Mientras la Chamán usa todo su poder para ayudar a la transformación, la aspirante es asaltada por voces y visiones desde el Otro Mundo. Estas visiones pueden contener fragmentos del pasado, e incluso del futuro, o visiones de cosas imposibles de conocer. Este asalto espiritual dura horas, mientras la Gangrel se va transformando en Ahrimán. Mientras tanto, la Madre de Rito lidera a sus hermanas en un cántico agotador que ayuda a su hija a mantenerse anclada a la Tierra y anima a los espíritus a guiarla y protegerla. No todas las aspirantes superan la dura prueba, y algunas de las que sí se quedan un poco tocadas. Pero cuando la chica vuelve en sí, si lo hace, ya es una Ahrimán. Los vínculos de sangre, individuales o comunales, se han cortado, aunque han nacido otros con su nueva manada. De forma mutua, los vínculos de sangre que otros pudieran deber a la aspirante también se desvanecen. Simplemente ya no es la misma sangre, ni siquiera la misma persona.
A veces un manitú particular se aproxima a la Ahrimán durante su trance, ofreciéndole ayuda y guía, aunque también planteando acertijos y desafíos que la Ahrimán debe superar para ganar esa ayuda. Según las historias, esos manitús pueden adoptar a la Ahrimán, ayudarla en ocasiones, o enviar un espíritu que le siva de compañero. El espíritu guía exige a cambio adoración o puede que incluso otras tareas.
La Mentora de la aspirante, que en el momento en que empieza el rito es ya Madre de Rito, representa un papel fundamental en el mismo, apoyando de diversas maneras. No obstante, el Tercer Nacimiento requiere de un conocimiento espiritual profundo y un domino de Spiritus, por lo que suele ser necesario que sea una chamán experta la que dirige el rito y realiza las proezas necesarias.
El Rito del Tercer Nacimiento, como la mayoría de los ritae Ahrimanes, se desarrolla en la naturaleza, lo más alejado posible de la civilización, pues allí es más fácil la comunicación con los manitús.
Búsquedas de Visión
Las Búsquedas de Visión son otro ritus de vital importancia para nosotras. Aunque algunos Sabbat dicen practicarlas, en realidad están haciendo el tonto porque carecen de la necesaria conexión con el mundo espiritual.
Hay distintas formas de hacer una Búsqueda de Visión. Un método personal es a través de un ritual de Spiritus que la Ahrimán debe aprender. Otras pueden utilizar la guía de una chamán, y hay una senda especializada en llevar a otras a través de una Búsqueda de Visión.
Sea como sea, la Ahrimán entra en trance y traslada su consciencia al Mundo de los Espíritus, a veces durante días. La capacidad de percepción y maniobra depende del método usado y la experiencia de la propia viajera. A través de las visiones, la Ahrimán ha de encontrar enigmas y resolverlos.
Las Búsquedas de Visión se pueden usar para encontrar la respuesta a una decisión que ha de tomar la Ahrimán, buscar el consejo de los manitús, o simplemente aumentar el conocimiento sobre el mundo espiritual. Desarrollar dominio de Spiritus más allá del básico también suele requerir una Búsqueda, pues aunque lo elemental puede ser enseñado, para ir más allá nada puede sustituir la experiencia propia.
El Anillo de Fuego
Ésta es una variante hardcore de la Danza del Fuego. Con gasolina u otros materiales se hace un círculo de fuego. Aquéllas que deciden someterse al rito han de demostrar su valor saltando al interior, y luego hacia fuera. Mientras tanto es habitual que las demás toquen música y canten, favoreciendo un aspecto festivo.
A veces una Gata que ha mostrado cobardía decide someterse al Anillo de Fuego para redimirse. Es arriesgado porque fallar fortalecerá su mala imagen. Si supera la prueba su imagen mejora, pero si vuelve a mostrarse miedica en el futuro no habrá anillo que salve su reputación.
Tocar a la Bestia
Si las Búsquedas de Visión tienen como propósito ponernos en contacto con el Mundo de los Espíritus, hay otro ritus que nos conecta con la Bestia y su Mundo.
Esta práctica se conoce como Tocar a la Bestia, y se hace a través del tormento físico. Para ello se construye una estructura de madera en algún lugar aislado de la luz del sol. Algunas mansiones tienen ya sus propios armazones construidos e instalados para el ritus.
La Ahrimán que se enfrenta al ritus es vaciada de la mayor parte de su sangre y llevada al lugar por sus hermanas. De la estructura se cuelgan cables terminados en estacas de madera afiladas. Estos pinchos se insertan en la carne de la Ahrimán y se le alza hasta que queda suspendida en el aire, sujetada tan solo por las piezas de madera a través del cuerpo.
No pasa mucho hasta que el dolor y la falta de sangre llevan a la Ahrimán al frenesí. De hecho, durante los próximos días y noches va cambiando constantemente del frenesí a la consciencia y el desmayo. Después de varios días de tortura, una compañera viene y descuelga a la participante, asegurándose de tener una provisión de sangre cerca.
No somos masocas (salvo alguna). No practicamos esto para torturarnos, sino para aprender. Pocos vampiros pasan tanto tiempo en frenesí, porque normalmente el frenesí es un desahogo que te deja tranquila. No hay muchas otras experiencias que te puedan mantener furiosa durante días enteros. Este estado de consciencia prolongado nos permite aprender mucho de nuestra propia Bestia, de la de otros, incluso.
La Entrega
No pongas esa cara, nene. El mundo, los mundos, son crueles, y tenemos que estar preparadas para eso. Si no te hubieras criado en la Camarilla no te impresionaría tanto. Pero no todas nuestras costumbres son duras y dolorosas. También sabemos divertirnos. De forma tan salvaje como todo lo que hacemos.
Te puedo poner un ejemplo, el ritus conocido como la Entrega. No es uno de los ritos importantes, pero es el favorito de algunas.
La Entrega se realiza en ocasiones especiales, y siempre en condiciones en las que la manada se encuentra segura. Una de las chicas es elegida como protagonista, a la que llamamos Entregada o Donante. Ser la Donante es considerado un premio, y se suele elegir a quien haya hecho alguna hazaña reciente o haya destacado de alguna forma. Para evitar accidentes si la cosa se pone más salvaje de la cuenta, algunas manadas eligen a una o dos Vigilantes, pero como eso supone perderse gran parte del rito, si se puede se pide un favor a Ahrimanes de fuera de la manada. El resto de practicantes ha de asegurarse estar razonablemente bien alimentadas, con tan sólo una ligera hambre.
Entonces la manada se reúne en algún lugar donde esté segura de que nadie les vaya a observar ni molestar. La Donante se alimenta de una preparación de sangre con hierbas alucinógenas u otras drogas. A veces se busca también un mortal drogado, o se busca un mortal y se le droga para la ocasión, y se le da de cena a la Entregada.
Una vez la sangre “especial” está en las venas de la Donante, ésta se entrega a las demás hermanas, salvo a las Vigilantes, quienes la muerden y beben de ella. Hemos vivido juntos el placer de compartir sangre, ¿te imaginas lo que supone que cuatro o más vampiras te beban a la vez? El éxtasis de múltiples Besos a veces te hace perder la consciencia. Las drogas que portaba la Donante se extienden por los cuerpos de todas las practicantes y aquí es donde la cosa se pone salvaje (aún más) convirtiéndose en un caos donde todas beben de todas. Bueno, sí, viene a ser una especie de orgía. Las Vigilantes, si las hay, se ocupan de evitar que haya alguna desgracia, aunque a la noche siguiente sueles tener más de algunos arañazos.
¿Sorprendido? No, no, no. No somos ningún tipo de culto lésbico. Yo misma, a diferencia de muchos vampiros que se vuelven bisexuales porque desean más la sangre que la carne, sigo teniendo un gusto especial por los chicos. Hay manadas que no practican la Entrega por considerarla banal. Pero, como todos los ritae, la Entrega enseña y une. El simbolismo de la Donante dándose literalmente a su manada es claro. También se necesita mucha confianza mutua para ponerse bajo los colmillos de alguien. El dolor y placer extremos pueden ayudarte a alcanzar estados de consciencia elevados, fundamentales para las prácticas chamánicas, y las drogas también. Todo junto te permite actuar sin pensar, ser tú y a la vez estar libre de tí misma. Yo aprendí mucho de mí misma la vez que me tocó entregarme, algún tiempo después de separarnos, por mucho que fuera de los ritae no suela intimar con mujeres.
El Encuentro
Cada año las Ahrimanes tenemos una reunión a la que acuden todas las que pueden. Las manadas establecidas y nómadas suelen acudir a Ormuz, salvo que tengan algún problema acuciante o una amenaza que les impida dejar sus tierras. Las exiliadas vienen si se les permite en sus manadas, aunque se les anima mucho a que lo hagan, en parte para evitar que se acaben separando más del Pueblo.
El Encuentro dura varias noches. Durante ellas, las Raíces se reúnen con las Chamanes de cada manada, interesándose por sus asuntos, pidiendo cuentas y ofreciéndoles su consejo y, si las hay, nuevas directivas. También se producen muchos encuentros entre manadas normales, y aprovechamos para ponernos en contacto con amigas de fuera, o hacer algunas nuevas. Las Ahrimanes nuevas son presentadas en sociedad. Intercambiamos información, elaboramos estrategias y hacemos tratos.
Aquellas chamanes que han sido capaces de innovar creando rituales o descubriendo conocimiento sobre el Otro Mundo, tienen ocasión de lucirse mostrando sus avances. Más frecuentemente, las Raíces u otras Antiguas enseñan sus trucos a aquéllas practicantes que creen suficientemente maduras o valiosas para conocerlos.
Se practican muchos ritae, aprovechando la seguridad que proporciona el número para los ritae que pudieran dejar a la manada indefensa. Es común invitar a los ritae a manadas o Ahrimanes con quien nos llevemos bien. Los ritae escogidos son los que unen o los más divertidos, y si no se hacen también fiestas informales. Es una celebración, después de todo, aunque tampoco es raro que en los momentos menos oportunos afloren rencillas que los estropeen.
El Encuentro no tiene una fecha fija. Para evitar que los enemigos de las Ahrimanes preparen una acción, las Raíces lo convocan en una fecha diferente cada año. Mensajeros animales, espirituales o vampíricos se encargan de encontrar a cada manada poco antes de la reunión para comunicarles la fecha. Y las manadas tienen cuidado de ser discretas e intentar que no se note su ausencia.