Heraldos de Cristo

Los Heraldos de Cristo son una Línea de Sangre de fanáticos cristianos. La inspiración fueron los D’Angelo, pero les he dado una forma y un encaje en el Mundo de Tinieblas distintos. Preparaos para leer entre líneas.

Los Heraldos de Cristo

Los vampiros están condenados. La maldición de Caín les aparta de la gracia de Dios y les impide contemplar su rostro. Esto no lo sabe nadie mejor que los que se hacen llamar Heraldos de Cristo.

Pero si bien los Cainitas están apartados del Señor, no quiere decir que no tengan un papel en su obra. Los Heraldos creen que si han recibido la maldición es con un propósito, y que a través de ella pueden cumplir el plan divino. Después de todo si Dios dio a los Vástagos grandes poderes acompañando la maldición era para que los pusieran en práctica.

La línea de sangre fue fundada en algún momento del renacimiento por un inquisidor español conocido como Hidalgo. Un Cainita vil le Abrazó como castigo irónico, pero la fe de Hidalgo se mantuvo inquebrantable. Renunció a su sire y acabó con su cábala de pecadores.

Para ayudar a su labor, Hidalgo reclutó a otros Cainitas, casi todos almas desacarriadas en busca de redención. Juntos, los Heraldos construyen la obra del Señor, combaten a aquellos vampiros y criaturas que creen especialmente malignos, y oran en espera del día en que puedan reconciliarse con Dios.

Los Penitentes no tienen sitio en la Camarilla ni el Sabbat. Evitan a otros Vástagos porque creen que sus ideas pueden contaminarles. En vez de eso, vigilan entre las sombras, protegiendo a los mortales de la influencia corruptora de los Cainitas. Si un Vástago u otra criatura sobrenatural utiliza a los mortales para sus fechorías, los induce al mal o corrompe su castidad, podría convertirse en el próximo objetivo de un Heraldo. Si el Penitente cree que puede hacerlo, ofrecerá una oportunidad de redención a la criatura maldita, ofreciéndole enmendarse a través de Dios. Más comúnmente, es necesario destruir a la criatura, porque o bien no quiere enmendarse, o bien es demasiado peligroso incluso el proponerlo.

Los Penitentes son fanáticos hasta el final, y no temen la destrucción. Creen que a través de su obra llegarán a ser perdonados cuando les llega la hora, momento en que se reconciliarán con Dios y volverán a su gracia.

Apodo: Penitentes

Secta: Los Heraldos de Cristo evitan la sociedad de la Estirpe. Sólo tienen contactos puntuales con algunos Vástagos, sean devotos en quienes puedan confiar, sean fuentes de información y favores. Por lo demás, tratan de limitar el contacto fuera de su línea de sangre, que en cierta manera funciona como una minúscula secta.

Apariencia: En las reuniones y ritos de la sangre, suelen llevar túnicas sencillas y austeras de monje sin símbolos. En la calle suelen llevar ropa sencilla, funcional y discreta, siendo el negro un color popular. Casi todos fueron Abrazados por encima de los treinta años, requiriendo tiempo para entender el mal y arrepentirse. Hay una predominancia de los varones, debido a que muchos acarrean visiones machistas, aunque también hay una minoría de mujeres entre ellos.

Refugio: Fuera de la Estirpe, los Heraldos suelen verse obligados a tomar refugio en las periferias y zonas que no interesen al resto de Vástagos. Sea como sea, suelen ser lugares muy austeros, con lo mínimo imprescindible para vivir, y sin adornos de ningún tipo.

Trasfondo: La gran mayoría de los Heraldos fueron pecadores en vida, pero también creyentes. Para entrar en la línea se les exige verdadero arrepentimiento, viendo su estado maldito como una oportunidad para enmendar los males del pasado y conseguir el perdón divino. Unos pocos fueron religiosos tan fanáticos que no les importaba el precio de la condenación, y existen también quienes fueron víctimas de criaturas horrendas y buscan venganza.

Creación de Personaje: Los Atribtos Mentales y Físicos son importantes para discernir el Mal y combatirlo, aunque unos pocos se concentran en los Sociales para convencer a los demás de sus errores. El conocimiento religioso (a través de Academicismo) es común a todos, y también suelen saber defenderse y ocultarse. Algunos mantienen Contactos, Aliados y Recursos para ayudarles en su tarea, pero casi nunca Criados porque es visto como una forma de corrupción. Practican y cultivan Virtudes, y prácticamente todos mantienen su Humanidad (aunque la puntuación puede variar mucho de uno a otro).

Disciplina de Clan: Castigo, Ofuscación y Presencia.

Debilidad: Como criaturas malditas por Dios, los Vástagos se encuentran apartados de él y se les niega contemplar su rostro. Nadie lo sabe mejor que los Penitentes, y por ello tratan de seguir el plan del Señor, pero lo temen. Los Heraldos sienten gran miedo y vergüenza ante los símbolos de la fe, hasta el punto de que deben apartar la mirada. Además, la Fe Verdadera tiene el doble de efecto sobre ellos.

Estereotipos

Camarilla: Aunque sean más humanos que el resto de Sectas, los miembros de la Camarilla ejercen una influencia corruptora sobre los mortales, llevándolos a la condena. Es preferible morir a manos de una bestia diabólica y ganarse el Cielo, que ser torcido por un Vástago de moralidad ambigua y acabar en el Infierno. No obstante, unos pocos entre ellos, la aguja en el pajar, buscan redimirse del mal que causan en el rebaño del Señor.

Sabbat: Son vampiros diabólicos más allá de la posibilidad de redención. Traen sombras del mismo averno, entre otros muchos sacrilegios actos viles. Acabar con cualquiera de ellos es una buena obra que nos acerca al perdón, pero no hay que perder de vista que son muy peligrosos.

Baali: Dicen que existe un linaje vampírico más maldito y más lleno de Satanás que ningún otro. Al parecer, cualquiera que reciba la sangre diabólica está condenado más allá de toda redención, así que no queda más que hacer que arda y devolver su alma al Infierno al que tanto adoran.

Vista desde fuera

Camarilla: Me encontré una vez con un conciábulo de monjes-vampiros, ¿lo puedes creer? El Príncipe fue magnánimo intentando razonar con ellos, pero no hubo más remedio que destruírles después de que fuera abrir un ápice su mente y se viera que eran un peligro para todos. Otro maldito Culto de Gehenna más.

Sabbat: ¡Ja, ja, ja!

Sirienne: Estos meapilas son un auténtico incordio, ¿nunca has oído eso de “vive y deja vivir”?

Castigo

Los Penitentes tienen la imposible tarea de castigar a la Estirpe por sus pecados. Pero no están desarmados en ella, pues sus poderes les ayudan a buscar la mancha en sus objetivos y castigarla hasta purgar el mal.

Tras el golpe de convertirse en una criatura maldita, Hidalgo oró en busca de unsentido a su existencia. Rogó a Dios un papel en su plan y ayuda para llevarlo a cabo. La respuesta fue Castigo, una Disciplina que podría emplear para enderezar a la Estirpe y conducirla hacia la salvación.

⚫ Sentir el Pecado

Los Heraldos son expertos en ver la mancha dentro de sus víctmas. A través del uso más básico de sus poderes, pueden averiguar los fallos fatales en la personalidad de sus víctimas.

Sistema: El jugador tira Percepción + Empatía a una dificultad igual al Autocontrol o Instintos +4. Cuanto más éxitos, más interesante será la información. 1 éxito bastaría para conocer una Virtud o una Fuerza de Voluntad bajas, 2 éxitos determinarían rasgos de personalidad que supongan debilidades fuertes, y 3 podrían conceder conocimiento sobre algún secreto oscuro.

⚫⚫ Miedo al Vacío

Armado con el conocimiento de la debilidad del contrario, el Heraldo puede conseguir que éste se avergüence y se atemorice de su propio ser. Los Penitentes utilizan este temor para intentar enmendar a los Vástagos pecadores. Aunque no siempre éstos rectifican su actitud, como mínimo sirve de escarmiento temporal.

Sistema: El Heraldo debe conseguir primero emplear Sentir el Pecado sobre la misma víctima o encontrar de alguna otra forma un defecto trágico de la misma. Entonces debe sermonear sobre su debilidad y sus pecados. El jugador tira Astucia + Intimidación a una dificultad igual al Coraje + 4 de la víctima. El éxito sume a la víctima en un importante terror.

1 éxito: La víctima se llena de miedo. Aunque puede llegar a controlar sus actos, lo más probable es que trate de escapar.
2 éxitos: La víctima se sume en el Rötschreck. Si era mortal, sufre un ataque de pánico similar al vampírico.
3+ éxitos: La víctima se desmaya ante la fuerza de la sensación.

Los efectos duran una escena.

⚫⚫⚫ Llamas de la Condenación

En este caso la fuerza del Castigo se muestra como llamaradas y la redención entrará a través de la piel quemada del pecador. De las manos del Penitente surgen lenguas de fuego y oscuridad. Las llamas no tienen un aspecto mundano, sino ultraterreno y terrible, portando todo el aura de la condenación reservada a los que pecan contra el Señor.

Sistema: El jugador puede crear un fuego tan grande como la energía que invierta en el proceso. Cada punto de sangre gastado (que puede hacerse durante varios turnos, aunque mostrando las llamas en las manos del Penitente) supone un dado de daño por fuego. Para acertar el jugador ha de tirar Destreza + Ocultismo (dificultad 6), y el ataque puede ser esquivado de forma normal. De forma normal, serán necesarias tirada de Rötschreck en los vampiros que lo presencien.

⚫⚫⚫⚫ Tormento

Para aquéllos pecadores especialmente obstinados, puede ser necesario enfrentarles a sus actos de forma más intensa. Este poder acosa a la víctima con imágenes de sus actos malvados, sus debilidades y todo aquello a lo que teme.

Sistema: De nuevo el vampiro ha de conseguir información sobre la víctima, mediante Sentir el Pecado o cualquier otro método. Entonces el objetivo ha de tirar por su Virtud más baja (a dificultad 6). Si no se consigue la tirada, el sujeto comenzará a ser acosado por una encarnación de sus atrocidades o sus miedos. Puede ser una víctima inocente a la que mató, un familiar disgustado con su actitud, un cura del pasado, el hombre del saco o alguien a quien la víctima tema. Se le puede combatir físicamente, y tendrá unos Rasgos equiparables a los del sujeto del Tormento. Sólo éste puede percibirlo, y el daño que la aparición inflija es ilusorio, desvaneciéndose si es capaz de derrotarla.

⚫⚫⚫⚫⚫ Penitencia

El poder más temible de los Heraldos permite castigar literalmente a la víctima. Este castigo tiene forma de una maldición, usualmente irónica y relacionada con el comportamiento pecaminoso de la víctima.

Sistema: El jugador tira Inteligencia + Ocultismo (dificultad igual a la Fuerza de Voluntad de la víctima). El número de éxitos ha de dividirse entre la duración y la crudeza del efecto (si no se asignan éxitos a duración, se asume que dura el resto de la noche).

1 éxito Una semana “No saldrán más mentiras de tu lengua pecadora”: todas las tiradas de Subterfugio tendrán un +3 a la dificultad.
2 éxitos Un mes “Tú que te regocijaste en aplastar a los indefensos, verás como el vigor te abandona” Todas las tiradas de Fuerza tienen un +2 a la dificultad, o el vampiro no puede usar sangre para aumentar la Fuerza.
3 éxitos Un año “Saborea el gusto de la traición, pues tus amigos se volverán contra ti.” Los amigos del personaje no confiarán en él (usa las mecánicas que creas convenientes)
4 éxitos Diez años “No transmitirás a otros el pecado que llevas dentro” El personaje se vuelve estéril, no pudiendo Abrazar ni crear ghoules.
5 éxitos Permanente “La ira del Señor cae sobre ti y toda su Creación te rechaza” Todos los meros fallos se consideran fracasos mientras la maldición tenga efecto.

El Demonio Sepultado

Entre los rangos más bajos de la Línea de Sangre y algunos pocos fuera de ella circula un rumor sombrío. Se dice que los Heraldos tienen guardado un poderoso demonio contenido dentro del cuerpo de un Vástago estacado. El motivo podría ser custodiarlo para evitar que se libere en la Tierra, pero algunos de fuera de los Heraldos temen propósitos más siniestros.

De ser cierto, un lugar probable para guardarlo es la sede de la Línea de Sangre en los Alpes, o algún lugar cercano. Hay quienes quieren averiguar más de la cuestión por asegurarse de que los Penitentes están libres de la corrupción demoníaca, y hay quien querría liberar al diablo para ser recompensado con poderosas concesiones.

Sea cual sea el caso, ni el Abad de los Heraldos ni los rangos inmediatamente por debajo de él estarán dispuestos a discutir un ápice de información sobre esto.

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