Los kànbujiàn son los Caitiff de los Kuei-jin. Renacidos lejos de la sociedad de las Cortes y sin la instrucción en un Dharma, estos pobres desgraciados han de encontrar respuestas por sí mismos que les eleven sobre el estado bestial en el que despierta la Gente Fantasma.
Como criaturas que buscan el sentido de su existencia por sí mismos, ofrecen historias únicas. Desafortunadamente, el proceso por el que se construye la senda del kànbujiàn no está completamente desarrollado en ninguno de los libros. Aquí desarrollaremos un sistema paso a paso. Además, echaremos un vistazo a los primeros momentos de cualquier Kuei-jin tras abandonar el estadio de bestia irracional y veremos qué ocurre si pierde su Dharma.
Empezaremos con ese desarrollo sobre la instrucción habitual del Kuei-jin, y cuáles son las implicaciones de tener Dharma 0, sea por no haber experimentado el primer momento de iluminación, o por haber caído de nuevo a este nivel. Después hablaremos de los kànbujiàn y cómo pueden progresar por la iluminación por sí mismos.
De salvaje caníbal a civilizado bebedor de sangre
Chih-mei
Aquellos que regresan del Infierno no lo hacen con el mejor de sus temperamentos. El Pò, la Bestia, es la que ha habitado sus cadáveres, y ahora ruge mientras el Hun está confuso e incapaz, como en una placenta.
Los chih-mei recorren la tierra en un estado salvaje buscando presas y refugio por puro instinto. Es imposible sobrevivir demasiado tiempo así: o te encuentran y te educan, o te encuentran otros y te matan, o te arrojas contra tu propia muerte… o empiezas a pensar.
Cuando la mente vuelve
Tarde o temprano el chih-mei empieza a ganar raciocinio, si bien sigue aún a merced del hambre y la furia del Pò. Cada vampiro necesita un tiempo diferente: algunos empiezan a recapacitar tan pronto se han hartado de carne humana mientras que otros no pueden empezar a pensar hasta recibir la instrucción (y tormento) de otros Kuei-jin. Algunos no lo consiguen jamás y tienen que ser destruídos o son usados como perros de presa.
Una vez superada la furia irracional, los efectos del Dharma 0 son:
- El vampiro puede reflexionar y empezar a hacerse consciente de su situación, así como sentir remordimientos y temores.
- No obstante, sigue con la Bestia a flor de piel. En las tiradas de Naturaleza Fuego u Ola, el Pò sólo necesita empatar. Si en cualquier momento los éxitos del Pò son mayores o iguales que los de la virtud enfrentada, será vencedor.
- Sin embargo, en este estado la Naturaleza Sombra no es posible. El Pò está muy cerca de su estado bestial primitivo, y no tiene el raciocinio suficiente. Si hay una situación que normalmente requeriría una tirada de Naturaleza Sombra, normalmente no ocurrirá, aunque el Narrador puede hacer tirar por Naturaleza Fuego u Ola.
- Por el mismo motivo, las tentaciones elaboradas y retorcidas del Pò tampoco ocurren. Algunas veces, los Kuei-jin que regresan a este estado creen escuchar palabras furiosas (“¡come!”, “¡huye!”, “¡idiota!”, …).
- En este estado, el Kuei-jin sigue sin poder beber sangre, y debe alimentarse de carne. Ahora peor, es consciente de ello.
- Un personaje así es jugable, y puede ofrecer partidas interesantes para jugadores que aún no conozcan el juego, o que quieran interpretar las primeras correrías de su personaje.
La instrucción y el primer momento de iluminación
Cuando los Kuei-jin capturan a chih-mei, los encierran y disciplinan hasta que sean capaces de calmarse mínimamente, pensar y escuchar.
Entonces el tormento pasa a ser tener que escuchar diatribas psicológicas y filosóficas y someterse a acertijos y pruebas en su estado ligeramente racional y confundido.
Generalmente los Kuei-jin respetan la libertad del pupilo para elegir su Dharma, entre los aceptados en la Corte, conscientes de que sólo así se puede tener esperanza de éxito.
A veces el alumno cree ver claramente cuál es el Dharma que le motiva, lo estudia y el primer momento de iluminación le llega dentro de ese Dharma.
No obstante, normalmente no es tan fácil. El pupilo no puede saber cuál es su camino, se encuentra perdido, y no puede estudiarlos todos.
Más habitualmente durante la instrucción llega una revelación, el satori. Este momento de Iluminación llega siempre a través de una de las cuatro Virtudes: Yin, Yang, Hun o Pò. Esta experiencia da al alumno la pista sobre qué Dharma debe escoger, habitualmente relacionado con ls Virtud (o el equilibrio).
De hecho, no es raro que el momento de iluminación lleve al alumno a un Dharma que no era el que esperaba (por algo es una revelación). Por ejemplo, un asesino sádico piensa que entre los Tigres Diablo va a vivir más agusto, pero termina descubriendo un sentido de la justicia (Hun), la necesidad de calmar sus impulsos (Yin) o el valor de la vida (Yang).
El vampiro entonces estudia el Dharma elegido. Técnicamente hasta que lo hace es como un kànbujiàn, aunque nadie le llamaría así.
Cayendo al fango
Un vampiro con Dharma 1 está en una situación precaria. Cualquier acto de ceguera puede devolverle a la dieta de carne.
Las reglas para este estado de Dharma 0 son las mismas descritas para los chih-mei. El vampiro ha de pasar por actos vergonzosos como la consunción de carne, o el constante frenesí. Esto es tremendamente humillante, y la mayoría de los que se ven así lo ocultan a toda costa, a veces incluso a sus propios maestros.
La presión por volver a subir un estadio de iluminación es enorme, no sólo por la vergüenza del acto. Peor, un resbalón más, y el vampiro puede volver al estado bestial puro, y quizás para siempre. Esta presión por buscar la iluminación a toda prisa es, sin embargo, contraproducente en la mayoría de los casos.
Los kànbujiàn
En ciertas ocasiones, especialmente lejos del Reino Medio, un chih-mei no es encontrado a tiempo por los demás Kuei-jin. Entonces muere rápidamente o encuentra algo de iluminación por sí mismo.
Esto supone una experiencia de juego única, aunque también avanzada, con historias alrededor de un vampiro (o varios) intentando darle un sentido a su existencia.
La senda del kànbujiàn
Los kànbujiàn no tienen Dharma, en su lugar han de guiarse por una senda moral personal que ellos mismos han creado. Por supuesto, un confuso ser cuasi bestial recién surgido de las profundidades del infierno no está en las mejores condiciones para crear un sistema de creencias coherente desde la nada.
En vez de eso, el kànbujiàn va descubriendo su senda conforme experimenta los momentos de verdad.
Sistema
Salvo se que quiera empezar un personaje como chih-mei, se ha de pensar en el momento de iluminación, en la experiencia, que sacó al monstruo de ese estado. Esto es la parte fundamental de su preludio, la experiencia que va a orientar al personaje. El jugador ha de anotar en la ficha un principio moral extraído de aquélla experiencia, normalmente muy simple, y asignarle la Virtud que parezca que mejor va (podría ser el Equilibrio).
Cada vez que el vampiro tiene una experiencia digna de ofrecer iluminación, incluyendo éste primer satori, jugador y Narrador han de determinar la Virtud más apropiada, y el jugador la tirará contra el Pò como en un momento de iluminación normal. Si tiene éxito, ha de formular un nuevo principio moral y anotarlo en la ficha junto a la Virtud que ha tirado. Opcionalmente, en vez de crear un nuevo principio puede modificar y refinar un principio que ya tenía.
No es necesario que el kànbujiàn tenga la misma Virtud en todos sus principios. No obstante, los principios deberían complementarse para formar un código moral coherente. Es donde jugador y Narrador habrán de usar su mejor juicio.
Recorrer completamente el Camino de Vuelta solo por uno mismo, sin las lecciones acumuladas de siglos, es muy díficil. Por cada dos puntos que suba la Senda (empezando por el 3), se incrementará en 1 la dificultad para los momentos de verdad.
Adoptando un Dharma
Un kànbujiàn puede en algún momento encontrar a otros Kuei-jin e interesarse por un Dharma. Incluso si ama su propio código de conducta, puede desesperarse en su búsqueda y querer aprender las lecciones de un Dharma.
Después de haber estudiado un Dharma, el vampiro puede adoptarlo. La puntuación inicial del Dharma es la misma que tenía en la Senda, pero descontando un punto por cada principio que use una Virtud distinta o que sea incompatible por su contenido con el nuevo Dharma.
En el caso de Dharmas de equilibirio como los Mil Susurros, se empareja cada principio con otro de la Virtud opuesta. Los que puedan sobrar, se descuentan de la puntuación inicial en el nuevo Dharma.
Los que no quieren ver
Normalmente un vampiro no sigue un Dharma porque no ha tenido la oportunidad. Normalmente son Kuei-jin que toman el Segundo Aliento lejos del centro del Reino Medio, o en regiones poco interesantes donde la presencia de las Cortes no es demasiado prominente. Al encontrarse con la sociedad de los Wan Kuei, suelen adoptar un Dharma para
No obstante, algunos kànbujiàn se niegan a seguir un Dharma. Puede que estén aferrados a su propio código de conducta, puede que sean demasiado orgullosos como para seguir a un maestro, o el precio sea demasiado caro. O puede que simplemente no estén tan intenresados en esa cosa de la iluminación, menos en el borde de la Sexta Era, cuando no habrá tiempo para perseguir la búsqueda que lleva siglos a los Bhoddisatvas.
Por supesto, en muchas Cortes esto es un descrédito del vampiro, pero entre los Príncipes de Bambú esta postura es cada vez más aceptable.
Los Banjang
Las Cortes Doradas del Sudeste Asiático creen que un Kuei-jin ha de seguir los primeros pasos por sí mismo. Normalmente un vampiro recién alzado es captado en una Familia de Sangre, u otro grupo de vampiros, hasta que aprenda a controlarse. Tras superar el estado de chih-mei, la Familia lo abandona con una mínima instrucción.
Estos vampiros reciben el rango de Banjang. Técnicamente son kànbujiàn, aunque su instrucción inicial los orienta más hacia el Yang y el Pò, pero no reciben este nombre.
Los Banjang que demuestran cierta madurez y valía pueden ser aceptados como Langsuir, una suerte de concubinas de las Penanggalan, que forman las Familias de Sangre. No es hasta este momento cuando serán iniciadas formalmente en un Dharma, habitualmente Tigre Diablo o Dragón Asesino.
Fuera de las Familias de Sangre también circulan otros Dharmas, aunque no reciben el apoyo de las Cortes. Los Banjang que aprendan un Dharma pero no se unan a una Familia de Sangre siguen siendo considerados Banjang, sólo la adopción por una Penanggalan puede aumentar su rango.