¡Hey! Flamma (aka Casemir) y yo (Mu) estamos escribiendo un Libro de Línea de Sangre de las Ahrimanes, al estilo los Libros de Clan de White Wolf o los Libros de Línea de Sangre escritos por Magus.
Tenemos mucho material pendiente y eso puede hacer que tarde mucho en completarse, pero hoy os dejamos la introducción al libro, que incluye el relato inicial y el glosario de las Ahrimanes. Esto es un previo del libro que se publicará completo, por lo que todavía puede sufrir cambios de cara a la edición final.
Ella
Cuando me licencié en el Instituto Tecnológico de Massachusetts con las mejoras notas todo el mundo comentaba el brillante futuro que me esperaba. Yo tenía mis reservas, pero después de que me reclutara una empresa de transgénicos y tecnología agraria partiendo de un salario mayor del que jamás habría soñado alcanzar, resultaba difícil no proyectar una vida plena y satisfactoria. Qué equivocados estábamos.
El hecho de tener que trasladarme a Farmerville, un pueblo rural cerca de Monroe, Luisiana, al otro extremo del país, no parecía un gran problema considerando la pasta que me pagaban. No lo era, la verdad, pero las cosas fueron de mal en peor y así sigue hoy.
La población local no fue especialmente acogedora. Me veían como un niño pijo de ciudad que venía a enseñarles cómo tenían que hacer su trabajo. A nivel profesional no iba tan mal, aunque muchos de los que no eran nuestros clientes estaban molestos conmigo y con mi empresa. Especialmente conmigo. Pero mis mayores problemas fueron a nivel personal, a la hora de hacer amigos o incluso conocidos. Yo no les gustaba a ellos, y a decir verdad ellos tampoco a mí.
Para hacer las cosas peores Amber, mi novia de entonces, que se había licenciado el mismo año que yo, encontró un trabajo todavía más lejos: en Europa. Y yo en la práctica tenía que trabajar muchas más horas de las estipuladas, incluyendo fines de semana. Se vislumbraba que la relación a distancia no funcionaría, aunque posiblemente fue lo mejor.
A pesar de todos estos problemillas, lo malo de verdad empezó la noche en que conocía a un tipo que respondía al nombre de Nowell Selby. Tenía dinero y estaba muy interesado en los negocios locales, para hacer una base de poder en la zona. Había nacido en un pueblo de la zona en el siglo XIX, algo que no era tan raro siendo él uno de los Vástagos.
Desde su Abrazo había vivido en Nueva Orleans, lugar mucho más seguro para un buen ciudadano de la Camarilla que el sitio donde vivimos. Después de mucho deambular, conseguir prestigio y poder, y hacer muchos favores, el Príncipe Marcel le había concedido el Dominio de Monroe, que por otra parte la Camarilla nunca había controlado. Nowell estaba deseando establecer lazos mortales para poder vigilar y defender su territorio, y ahí era donde entraba yo. Su idea original era haberme convertido en su esclavo ghoul, pero, supongo que por fortuna, mi currículum y buena disposición le animaron a incorporarme a su clan.
Desde entonces había sido un no muerto al servicio de Nowell, y la verdad es que no lo llevaba nada bien. En cuatro años no me había podido acostumbrar al hecho de estar muerto, no ver el sol y, sobre todo, robarle la sangre a otras personas. Al principio Nowell me machacaba con advertencias del cuidado que tenía que tener para que la Bestia no se apoderase de mí. Cuando comprendió qué tipo de Vástago era cambió el discurso, ahora estaba obsesionado con que desarrollara mis instintos de depredador.
Pero yo no valía para esto. Demasiado endeble para someter a los robustos muchachos de mi pueblo, demasiado escrupuloso para atacar a las chicas, los ancianos o los niños. Intentaba seducir, pero simplemente no me llevaba bien con los lugareños. Al final terminé desarrollando mi método: inyectar con morfina a personas desprevenidas, para hacer más fácil y menos doloroso el forcejeo. La euforia posterior me ayuda a pasar el mal trago. Placer y culpa mezclados durante y después del Beso.
Suma a mis problemas alimenticios y las desavenencias con mi sire los desencuentros con la población local. Y no hablo ya de los mortales. Durante siglos esa zona había estado libre de la influencia de la Estirpe, y unos pocos Anarcas habían encontrado su terreno para vivir al margen de la ley. Estos Anarcas no veían bien la llegada de Nowell y su reivindicación del Dominio, pero temían enfrentarse a él directamente. Por tanto, al final el que pagaba los platos rotos era siempre yo. Eran bastante más astutos de lo que su aspecto bruto sugería, y por tanto evitaban violar flagrantemente cualquier Tradición, por tanto en vez de destruirme me acosaban, insultaban, me gastaban alguna broma pesada o me daban alguna paliza ocasional. Nowell les devolvió el golpe en alguna ocasión aislada, pero tampoco estaba por la guerra abierta. Y yo mientras tanto seguía ahí en medio, recibiendo los golpes.
Como se podrá ver, mi no-vida no era una maravilla, nada de la fiesta y el desenfreno con el que algunos toman su maldición. El primer sabor dulce en esta asquerosa condena se llamaba Kalyn y era una mujer como ninguna otra que haya conocido.
***
Aquella noche me encontraba en el último lugar en que querría estar. En bar de moteros, de esos one percenters, estaba tan integrado como un payaso en un entierro. Y encima mi misión era peligrosa. Habíamos oído que en este lugar acudían muñecas de sangre en busca de algún monstruo que les diera un bocado. A mí me podría venir bien conocer a alguna víctima complaciente, por siniestro que resultase, pero Nowell quería investigar el sitio para tantear hasta qué punto suponía un peligro para la Mascarada. Como de costumbre, me envió a mí mientras él hacía otros asuntos, probablemente bastante más seguros que éste.
Lo que iba a encontrar en un local así estaba claro: Vástagos. Una pareja de Vástagos Anarcas, de mucha hostilidad hacia nosotros y con una disposición no muy buena a responder preguntas. Al cabo de un rato esos dos, un hombre y una mujer, me estaban “escoltando” afuera para “seguir nuestra conversación” con mayor intimidad.
La mujer me sujetó por detrás, mientras el hombre me propinó un par de puñetazos en el estómago. Por mucho que doliera, sabía que se estaba conteniendo, quizás para que la diversión durara.
─ Yo creo que si este desaparece hoy nadie tiene que sabe que hemos sido nosotros ─dijo la que me sujetaba.
─ Tal vez ─respondía el compañero─, para cuando quiera reaccionar nosotros estaremos lejos.
Lo peor es que no podía saber cuándo se estaban marcando un farol para asustarme ni cuándo terminarían por cumplir sus amenazas o se les iría la mano. Una noche más trataba de prepararme para dejar esta amarga existencia.
─ ¡Quitadle las manos de encima!
La que hablaba era una mujer amerindia vestida con ropa de cuero y una trenca larga. Me pareció mortal a primera vista, pero después aprecié en sus ojos un brillo amenazante que no había visto nunca.
La Anarca que me sujetaba me empujó sobre su compañero y vociferó:
─ ¡¿Tú quién coño eres y quién te ha dado vela en este entierro?!
La chica nativoamericana mostró sus manos para que viéramos crecer sus garras, e hizo lo mismo con su boca y los colmillos. La Anarca sacó un cuchillo de tamaño considerable y lo puso entre ambas. Mi extraña defensora empezó a avanzar hacia ella, encorvada con movimientos felinos, con los ojos encendidos, y emitiendo un extraño y espantoso sonido entre los dientes, como el rugido amenazante de una leona. Desde luego ya no me parecía nada humana.
De hecho empecé a temer haber caído en una situación peor, atrapado en medio de una pelea entre Anarcas peligrosos. Desde los brazos de mi enemigo, aún sin poder sostenerme por mí mismo, hice esfuerzo por sanar mis heridas, aunque sentía como mi sangre se agotaba.
Pero finalmente la Anarca reculó. Dio un paso atrás y espetó a su compañero:
─ Vamos, creo que este mierda ha aprendido la lección.
Nunca supe qué lección tenía que aprender, pero me alegré de que el otro matón me empujara contra el suelo. La mujer se quedó a mi lado, y parecía humana otra vez. Al ver que me levantaba con dificultad, me ofreció su muñeca. Yo sabía que no debía beber de otros Vástagos, pero al sentir agitarse a la Bestia, comprendí que si no lo hacía voluntariamente, acabaría atacando a la mujer, cosa que no quería hacer porque, sin contar con el agradecimiento, seguro que me acababa machacando.
Así que, manteniendo la compostura con todas mis fuerzas, acepté el ofrecimiento y mordí. Y bebí. ¡Y qué rica era su sangre! ¡Y cuánto placer sentí al tomarla! Cuando ella separó su muñeca y cerró los rasguños, contemplé su rostro y me pareció el más hermoso que había visto nunca. Me acarició la cara.
─ Mejor que nos demos el piro ─dijo─, esos dos pueden volver con refuerzos.
Y empezó a caminar con velocidad. Cuando vio que la seguía se rió de mí.
─ ¡Cada uno por su lado, tonto! ¡Vuelve a donde sea que tengas la casa!
Me sentí estúpido y, tras ver cómo salía a correr, recordé que tenía mi coche estacionado en la entrada. Lo cogí y me largué prometiendo no volver, no importaba cuánto me lo ordenase Nowell. Me metí en mi refugio y me propuse olvidarme del incidente. Pero en las siguientes noches la chica se negaba a irse de mi cabeza.
***
Menos de una semana después de aquello me encontraba trabajando con el ordenador en las cuentas de nuestras empresas. Un trabajo tedioso pero mil veces preferible al trabajo de campo que ahora me negaba a hacer. Pero pasó que oí ruidos en el almacén que teníamos junto al refugio, y maldije mi suerte una vez más.
De nuevo cagado de miedo, cogí la escopeta de repetición que me había proporcionado mi sire ─como si eso fuera a salvarme de los Anarcas─ y me dirigí cautelosamente hacia el almacén. En la oscuridad ─no quería delatar mi presencia─ descubrí unos ojos brillantes. Cuando les apunté con la escopeta ella se detuvo, levantando las manos.
─ Tranquilo, nene.
Era su voz, y al constatarlo reconocí también su figura. No debía relajarme, pero lo hice un poco. Le pregunté qué hacía allí, y me dijo que había tenido una trifulca y se había quedado tirada lejos de su refugio, y estaba buscando un lugar para pasar el día. Yo le estaba muy agradecido por salvarme el culo, y tengo que admitir que además estaba totalmente fascinado por ella, mi primera amiga, eso pensaba, desde hace mucho tiempo. Apoyé la escopeta en una estantería y le ofrecí mi muñeca, pensando en devolverle el favor.
Ella dudó, pero tomó mi muñeca y, provocándome cierto dolor, mordió y bebió. Fue la primera vez que sentía el éxtasis del Beso cuando te lo hacen otros, y me pareció aún superior a la experiencia inversa. Después se separó y lamió mi muñeca de una forma que me pareció muy sensual.
─ Eres muy confiado, nene, podría haberte dejado seco ─dijo, burlona.
─ Lo mismo que tú cuando me alimentaste la otra noche.
─ En tu caso se ve a simple vista que no podrías matar a una mosca.
El comentario me dolió, pero estaba ansioso de demostrarle mi agradecimiento. Le hablé de Nowell y le dije que no toleraría su presencia, pero que podría esconderle en un contenedor que nadie abriría, un sitio incómodo pero seguro para pasar el día. Ella por fin se dignó a revelarme su nombre, Kalyn. Pasamos lo que quedaba de noche hablando, y yo estaba feliz de poder por fin hablar con alguien a quien podía llamar amiga (Nowell era más como un amo esclavista para mí).
Le ayudé a esconderse y estuve pensando en ella entre mis sueños diurnos. A la noche siguiente la encontré aún dormida, lo que medio una oportunidad de contemplar lo hermosa que era. Le ayudé a salir, se despidió de mí con un beso en la mejilla y se perdió corriendo en la oscuridad.
Yo me quedé un buen rato contemplando esa oscuridad, preguntándome qué era ella para mí y si acaso volvería a verla.
***
Para mi suerte, o desgracia, sí volví a verla. Por algún tipo de conflicto que no quiso contarme, había estado vagando y se había establecido cerca, aunque temporalmente, decía.
Yo estaba feliz de tenerla por los alrededores. De vez en cuando pasaba a buscarme y salíamos por ahí. Era un poco vergonzoso para mi orgullo viril, pero me sentía más seguro con ella a mi lado, y podía viajar por la zona sin miedo a que los Vástagos del lugar me acosasen. Pero, sobre todo, me sentía bien con una compañera, algo que no había tenido desde que llegué a Luisiana.
Ella era divertida, decidida y valiente. Me animó a ser más valiente yo mismo y a enfrentarme a mis problemas con la caza. Tengo que decir que consiguió más de lo que mi propio sire había hecho. Me intrigaba, pero también me asustaba, su doble faceta. Conmigo era dulce, agradable y, sí, humana. Pero cuando había caza de por medio, o amenazas de alguien, se transformaba en un animal rabioso. Luego volvía en sí, pero jamás echaba la vista atrás ni dedicaba un segundo a los remordimientos. Ella quería que yo fuera así, pero yo no era capaz de despreocuparme por los mortales a los que hacíamos daño.
Después de unas cuantas salidas, volvimos a compartir sangre, y a partir entonces se convirtió en una práctica común. Eso la convertía en una especie de novia vampira para mí. Pero quizás sólo para mí. Nunca llegamos a definir nuestra relación, y yo me torturaba pensando que cuando pasábamos tiempo sin vernos ella tal vez tenía otros amantes. Hubiera querido que fuese mía, pero ella nunca hubiera sido de nadie. Eso me frustraba, pero a la vez estaba enamorado de su fuerza y su independencia.
Nunca hablé a mi sire de Kalyn, sé que no lo hubiera tolerado, él hubiera visto antes la amenaza que suponía un Vástago merodeando cerca suya. Nos veíamos siempre a espaldas de él, y era un poco como volver a la adolescencia. Pero no puedes imaginar qué bien sentaba ésa regresión.
***
Pero Nowell tenía razón, o la hubiese tenido, en cuanto a confraternizar demasiado con otros Vástagos.
Una noche Kalyn me mandó un SMS citándome en un bar. Decía que tenía algo importante que decirme, y yo estaba angustiando pensando si pretendía dejarme o comprometerse conmigo. Pero por mucho que esperaba su cara no asomaba. Salí un momento fuera, pensando que le podría ocurrir algo, y escuché la sirena de un coche de bomberos. La columna de humo venía de cerca del refugio.
Salí corriendo, pero por el camino casi me atropella una pandilla de mujeres que iban sobre motos aullando y vociferando. El corazón me dio un vuelco cuando vi a Kalyn sobre el asiento de la última moto, pasajera de otra de las mujeres que conducía. Miraba hacia atrás, hacia mí, con una expresión seria que no he sabido descifrar. Nuestros ojos se mantuvieron en contacto hasta que las motos doblaron la esquina. Ella muda, yo paralizado, me pareció un tiempo largo aunque la distancia real era muy corta.
El refugio que ardía era el mío. En él se encontraron unos huesos calcinados y palo ennegrecido, una estaca en realidad. El muerto era obviamente Nowell, que se encontraba en aquéllas noches supervisando mis asuntos, tal y como yo le había contado a Kalyn.
***
Pasé las siguientes noches como un verdadero muerto, durmiendo durante el día en el maletero de mi coche. No hacía nada, salvo cuando el hambre se apoderaba de mí, para desgracia de quien me topase. Cuando me había saciado, me quedaba tirado en algún lado, o vagaba sin rumbo, recordando una y otra vez los momentos que pasé con Kalyn. Esperaba que en algún momento ella volviera, a pedirme perdón, a darme explicaciones, o a contarme que había descubierto que realmente no podía vivir sin mí. Pero ella no volvió, como podría imaginar cualquiera que no estuviera tan alienado como yo.
Me sentía algo culpable por Nowell. Pero muy poco. Me sentía más traicionado y abandonado, a ratos furioso por su traición, a ratos suplicando a la noche por su regreso. Parecía claro que en algún momento moriría a manos de un Anarca, de un policía o de un accidente que me expusiera al sol, y dada mi situación me daba un poco igual. Pero extrañamente, sobreviví sin muchos incidentes hasta ser capaz de sobreponerme.
Han pasado ya tres de años desde entonces. Ya no soy el chiquillo débil y cobarde que era. Irónicamente, parte se lo debo a ella y sus lecciones vitales. Me he hecho algunos aliados en la zona, me he ganado el respeto de los Anarcas, y el Príncipe me ha prometido dejar que reclame el Dominio si demuestro que soy capaz de mantenerlo. Los negocios que empezó Nowell en la época en que fui Abrazado van francamente bien, porporcionándome recursos que ofrecer a mis aliados. Ahora evito los problemas con una mezcla de intimidación, soborno y diplomacia.
Se podría decir que lo he superado. Pero no sería cierto. Su mirada, la de la noche en que consumó su traición, me persigue cada noche. ¿Era culpa lo que había en ella, o mera indiferencia? ¿De verdad era una maestra del engaño capaz de fingir sus sentimientos o acaso realmente sí que había algo entre nosotros? ¿Y por qué lo habría si nunca ha hecho por volver a verme?
Cada vez que mis asuntos y ambiciones me dejan tiempo, la busco. No es que quiera bajarme los pantalones y suplicar su amor, lo que necesito es decirle lo que hizo conmigo para cerrar este asunto. He preguntado por todos lados, pero nadie la conoce ni por nombre ni por su descripción. Pero dicen que las chicas de las motos pueden pertenecer a una extraña línea de sangre del tenebroso Sabbat. Les llaman las Ahrimanes. También dicen que me olvide, que el Sabbat es peligroso y ellas son peligrosas, y que no vale la pena acabar desangrado por encontrar a quien sólo se aprovechó de mí. Que lo que tengo ahora vale más que la satisfacción moral que persigo.
Y tienen razón. Pero no puedo evitarlo. Soy así de idiota, o ella así de poderosa.
¿Qué es este libro?
Lo que tienes entre manos (manos virtuales, probablemente) es el Libro de Línea de Sangre de las Ahrimanes. Es un libro no oficial, un libro que de hecho desafía lo oficial, pero esperamos que un libro interesante y que puede dar mucho juego.
Mi contacto con las Ahrimanes empezó cuando un jugador andaba buscando un cambio que hacer para su Antitribu Gangrel, que estaba desorientada y deprimida. Le ofrecí convertirse en Ahrimán, y se aquello se convirtió en una trama importante. La relación con las Ahrimanes se convirtió en un tema recurrente, y fuimos descubriendo que era un filón de enormes posibilidades narrativas e interpretativas.
En la representación del rico mundo de las Ahrimanes fue fundamental el desarrollo, no oficial también, que hizo de la línea un autor llamado Mark Antill, quien también había jugado una Ahrimán y había desarrollado toda una cultura para ellas. Este material terminó recopilándose dentro de un libro, que nos sirvió como fuente para nuestras partidas y es la base de este libro que estás leyendo.
Aunque este Libro de Línea de Sangre termina ampliando y modificando en gran medida el material de Mark Antill, éste ha sido una fortísima inspiración y lo que estás leyendo sólo puede considerarse como un sucesor del libro original.
A ti que nunca te has interesado por las Ahrimanes, que quizás consideres que están bien extintas, te animo a darles una oportunidad y a valorar con este libro la riqueza que puede tener una línea de sangre que casi puede ser considerada como otra subsecta del Sabbat.
Glosario de las Ahrimanes
Siendo un grupo culturalmente aislado, no es sorprendente que las Ahrimanes hayan desarrollado sus propio vocabulario.
Aprendizaje: El entrenamiento que ha de superar una Gangrel que ha aceptado convertirse en Ahrimán antes de llegar al Tercer Nacimiento.
Aspirante: Gangrel que ha aceptado convertirse en Ahrimán y está aprendiendo lo necesario antes del Tercer Nacimiento.
Besardillas: Una Ahrimán pacifista con visiones muy idílicas que no tienen en cuenta la naturaleza violenta y despiadada de los tres Mundos. Muchas actitudes pueden llevar a calificar alguien de esta forma: comulgar con los animales, cuidar de los mortales, buscar la paz con los Lupinos, etc. Es usado por Gatas de temperamento más salvaje y es muy despectivo.
Bruja: Alguien que invoca a los malévolos otshi manitú. Hacer esto se considiera brujería.
Chamán (o Chamana): Una sacerdotisa de manada Ahrimán. Ambos términos se aplican a mujeres.
Fiera: Una Ahrimán salvaje y violenta, similar a los Gangrel más bestiales.
Forma Salvaje: La forma híbrida felina otorgada a quienes dominan el Spiritus.
Gata: Una Ahrimán, no se considera despectivo.
Gran Jefa: Muricia, la fundadora de la Línea de Sangre. Usado por Ahrimanes jóvenes, pero nunca en su presencia.
Guarida: Un lugar que sirve de refugio a una manada Ahrimán, diferente de las mansiones que son grandes bases.
Jefa: La líder de una manada Ahrimán.
Madre: 1. Una Madre de Rito. 2. Muricia, la fundadora de las Ahrimanes.
Madre de Rito: La Mentora que guió a una Ahrimán a través del aprendizaje y el Tercer Nacimiento.
Manitú: Un espíritu.
Mansión: Las bases de poder Ahrimán suelen estar en grandes mansiones sureñas.
Medicina: Poder mágico, incluyendo las disciplinas pero no limitado a ellas. Las Ahrimanes jóvenes a vece lo llaman Mojo (léase “moyo”).
Mentora: Ahrimán que se ocupa del aprendizaje y entrenamiento de una aspirante.
Mística: Una Ahrimán que se sumerge en el Mundo de los Espíritus, dedicando casi toda su energía a aprender Spiritus y tratar con los manitús.
Mundo de las Bestias: El mundo de los animales, pero también el mundo de la Bestia del vampiro.
Mundo de los Espíritus: El lugar donde habitan los manitús, también llamado Otro Mundo o Más Allá.
Mundo de los Hombres: El mundo de la humanidad, los mortales. También llamado a veces Mundo Humano, por evitar las implicaciones masculinas de la palabra.
Primer Nacimiento: Nacer como mortal.
Ormuz: La mansión donde las primeras Ahrimanes se establecieron, y que sirve como centro de la línea.
Otshi Manitú (o simplemente Otshi): Una estirpe de manitús particularmente maligna, asociada a cualidades negativas, y que a veces poseen a personas.
Pueblo, El: El conjunto de todas las Ahrimanes. Las Ahrimanes se consideran algo más que una línea de sangre o un linaje familiar, todas comparten una identidad cultural muy fuerte y homogénea.
Raíces del Pueblo: La manada de Muricia, formada por las Ahrimanes más antiguas.
Raíz: Una Ahrimán perteneciente a dicha manada.
Reino: Otro término para los tres mundos. Así, por ejemplo, el Mundo de las Bestias es referido a veces como Reino de las Bestias.
Segundo Nacimiento: El Abrazo.
Spiritus: Magia de Sangre de tipo chamánico practicada por las Ahrimanes.
Sumergirse: Pasar la mayor parte del tiempo en uno sólo de los Tres Mundos. Algunas Ahrimanes hacen esto para entender mejor un mundo, pero otras lo consideran una falta de control y equilibrio.
Tercer Naciminto, o Rito del Tercer Nacimiento: El ritual mediante el cual la sangre de una Gangrel es transformada y ésta se convierte en Ahrimán de cuerpo, sangre y espíritu.
Vamp: Una femme fatale, normalmente Ahrimán, que disfruta usando su belleza y poderes para manejar a los hombres.